sábado, 23 de mayo de 2009

Sobran días

Se me olvidó resaltar en el capítulo de ayer, una anécdota que se me quedará grabada para los restos y seguro repetiré muchas veces. Estábamos ubicandos en el autobús esperando para salir conversando con Giorgio, uno de los pocos americanos que quedan desde el principio del mes y salió el tema del fútbol español, Diego y Giorgio dijeron visca el Barça a lo que yo respondí como siempre ¡musho beti! una expresión muy recurrente en mi que utilizo como para que empiece el cachondeo, sustituto de pa ta ta a la hora de hacer una foto y no sé cuantas cosas más. Al decirlo, Evelin me preguntó que quería decir con Musho Betis, pues Betis es el nombre de un aceite de oliva muy famoso en Puerto Rico, quizá el más vendido. Investigando, me he enconntrado con esta página www.betis.es. Quizá será de las pocas empresas españolas que exportan el zumo de nuestras aceitunas al continente americano. ¡Desde luego el glorioso está en todos lados hasta en el aceite! Como dice la canción, el Betis está mucho mas allá de las fronteras.

El día de hoy ha sido de repeticiones. por la mañana, tras desayunar la abena esta rara que ni con tabasco está rica, un poco de jamón canadiense y un bizcocho muy rico con nueces, hemos vuelto, dos días después, al edificio del pueblo para hacer una ruta por libre. Decidimos unirnos en parejas sorteadas a cara o cruz: yo con Joaquín y Alan con Diego, para unos por la calle tercera, y otros por la cuarta subir hasta la i. Wendi que ha sido hoy de nuevo quién nos ha llevado en el autobús prefirió que fuésemos sólos, a unos nos ha ido mejor, a otros peor. Yo decidí subir por la Calle cuarta y he tenido que practicar un poco eso de marcar los bordillos, pues Dodger iba muy despacito por la acera y cogía velocidad justo cuando llegaba la hora de acercarnos al cruce con lo que si me distraía, los supuestos bordillos que son planísimos me los pasaba. De todas formas, Dodger empezó hoy que parecía no tenía muchas ganas de andar por las calles de Rochester para volver al mismo sitio, pues fue salir y indicarme mal un árbol y esquivó mal el cartel que ponen como obstáculo entre la escuela y la Calle cuarta. Al final va a llevar razón joaquín en cuanto al paso elástico de este perro, pues ha habido ratos esta mañana que me ha ido lentísimo, tan lento que le he tenido que decir más y otras rapidísimo como el resto de los días. Se nota que sigue cogiendo confianza, esta mañana esperando ya para volver en los autobuses, fui a acariciarlo y quiso jugar al fútbol con la lata de Pepsi que tenía vacía en la mano derecha. Ahora lo tengo por aquí jugando con su juguete de goma, corriendo de una punta a otra de la habitación.

De almorzar hemos tenido un taco mexicano que bueno, era un poco complicado comérselo pero yo me he zampado dos; venían acompañados con arroz blanco, que eso sólo lo comí una vez y el taco en sí, llevaba carne, chiles y verduras. Quizá le faltaba un poco de salsa para tener más gusto. De postre, nos pusieron gelatina con la nata esta fea por encima que no es más que sucedáneo, así que cogí un vizcocho de chocolate que había en el centro del carro. Creo que con lo que he comido esta mañana, no voy a tener sitio para el super chiken que nos espera dentro de una media hora. Seguro que en la cena tienen preparada alguna sorpresa para joaquín, que hoy al mediodía y en el desayuno, ya le hemos cantado el cumpleaños feliz y las cocineras le han regalado un bizcocho creo que de chocolate.

Por la tarde hemos vuelto a Birminganen el autobús conducido por Wendi y con la agradable compañía de los americanos que aún quedan desde principio de mes, a hacer otra rutita al igual que por la mañana, cada uno sólo. Yo como he sido el último en salir, sólo he podido hacer el recorrido saliendo por la derecha, en cambio, mis compañeros lo han hecho también en sentido inverso es decir, saliendo hacia la izquierda. la ruta ha consistido en salir del autobús hacia la derecha, girar otra vez a la derecha, cruzar dos calles, continuar hasta en la siguiente girar a la derecha, cruzar una, en la siguiente guirar a la derecha, cruzar otras dos, seguir hasta la siguiente para girar a la derecha, luego otro cruce y ya estábamos en el autobús. Dodger se ha portado hoy muy bien, hasta a ido despacito y todo más bien creo yo que por el calor, que es algo que tiene pinta lo lleva muy mal pues desde que las temperaturas subieron, a la mínima está jadeando. Al menos todos los obstáculos los ha esquivado bien, incluso sin tener que indicarle torció a la derecha cuando llegamos a la calle del autobús como diciéndome tu hazme caso que por aquí es donde tenemos que tirar para volver. Como siempre nos dicen que busquemos los bordillos, yo se lo dije pero el seguía adelante y como yo ya sabía donde estábamos, tampoco le insistí. lo mismo me ha hecho esta mañana cuando estábamos llegando a la escuela, cuando tuvimos que girar, no se lo pensó para nada. no hace falta ser muy autocrítico para reconocer que aún los dos tenemos muchísimos que mejorar y los progresos que ahora no se notan, cuando pasen unos meses seguro que veremos las cosas que hacíamos antes a la hora de desplazarnos comparadas con las de ahora como un auténtico abismo. A la vuelta hemos cambiado de conductor y claro está de música; al tomar Dave los mandos del autobús, nos metió una cintita grabada con muchos graves por cierto, del Morris Alison este que canta a trompicones. Los americanos iban disfrutando, Giorgio hasta tarareaba algunas canciones conocidas para él. A la ida en cambio Wendi puso la radio, donde estaban echando un programa de música tipo Indi den el que pusieron 4 canciones y un montón de anuncios, todo eso, en una hora que duró el viaje.

Si os hablaba antes del super Chiken, os comento que acabo de llegar y ha consistido en un pollo empanado, hecho al orno con hueso incluido; estaba servido en un plato con puré de patatas, una salsa extraña y verduras. El éxito de este plato ha sido rotundo, tanto que hemos tripitido y alan, que fue quién rompió el hielo cuando lo preguntó dijo con vergüenza si lo iban a mirar raro por comer más pero no ha sido así, cuando Brenda fue a nuestra mesa y Evelin le dijo que todos queríamos más (incluido yo aunque había dicho que no porque me estaba comiendo el postre) se empezó a reír. Cuál ha sido mi sorpresa que cuando volvió con la comida, también me puso a mi un par de muslos que no he dudado en comérmelos, aunque el pastel de chocolate ya estaba en mi estómago. Al superpollo sólo le ha faltado una cosa, prepararlo con aceite de oliva en lugar de mantequilla. Desde luego, aquí los días no sobran, pues si nos hubiésemos vuelto antes no tendría tantas cosas para contar.

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