jueves, 30 de abril de 2009

Un pequeño gran regalo

Hoy va a ser un día muy especial, de esos que tardarán en olvidarse. Empezó atípico, pues he ido a la facultad ha intentar terminar algunos trabajos de esos de grupo, que luego te da la sensación de que el profesor va a leer de pasada. Como es normal la facultad de Comunicación de Sevilla estaba desierta, casi que era un edificio fantasma en el que todos sus trabajadores estaban descolocados de sus puestos. La reflexión que me ha acompañado durante las cuatro horas de estancia ha sido "qué mala pata tener que venir un jueves de feria a trabajar" aunque claro está, seguro que si estuviese cerrado me quejaría.

Lo mejor de la mañana y quizá de este día ha sido la gran sorpresa. desde el año pasado, los compañeros del grupillo que compartimos risas y agobios universitarios, tomamos como saludable tradición la de hacer un regalo de cumpleaños acompañado de una tarjeta, donde cada uno escribimos unas líneas, a poder ser emotivas, para que su lectura en un futuro, quizá dentro de unos años nos encoja el corazón. Por cierto ¿de quién surgió esta tradición?, yo creo que fue Fernando quién tuvo la iniciativa, ¡por algo ha sido votado como mejor compañero del grupo 1 de 5º de periodismo por mayoría aplastante!. De guaseo, yo el año pasado me inventé la existencia de mi cumplesanto o segundo cumpleaños, alegando que me interesaba cumplir los años el 23 de abril pues el 19 de agosto todos estábamos de vacaciones.

Con un poco de retraso debido a la incompatibilidad de horarios para quedar, he recibido hoy mi regalo por cierto, una elección muy acertada. para mucha gente no será nada del otro mundo, pero para mi un transistor de estos chicos, a los qe muchos llaman de abuelo, significa mucho. la radio entró en mi vida por un radio casete regalado por mi padre, del que aún me acuerdo como si tuviera delante. Aquél aparatejo de marca cunera como diría mi madre, me hizo dar todas las cintas de cuentos infantiles para pasar en mi cuarto hasta altas horas de la madrugada escuchando lo que salía por esos altavoces si sintonizaba con una frecuencia . desde entonces, la radio siempre ha estado conmigo, de tal forma que donde esté yo siempre habrá una radio, o con quién hablar de este medio de comunicación tan maravilloso que con los años, se ha convertido en algo más que el sonido de mi vida. Ya que estamos, he de confesar y confieso, que de las pocas cosas que echaba de menos en Praga era escuchar algo entendible antes de dormir en mi inseparable transistor que coloqué nada más llegar en la mesilla de noche. Algo similar puede que me ocurra en Estados Unidos. A través de internet con mi inseparable portátil, puedo sintonizar emisoras de aquí, pero no es lo mismo que escuchar la radio después de un ajetreado día, o mientras te das una reconfortante ducha.

El transistor en cuestión regalado por mis compañeros es pequeñito, tiene buen sonido y muchas bandas para trastear pues además de la Onda media y FM, tiene Onda Corta, para escuchar emisoras extranjeras. Sin duda, una buena razón para que este pequeño cacharrito me acompañe en mi viaje dejando aquí el heredado por mi abuela al que le tengo un gran cariño. cuando recibes regalos inesperados como este, te quedas confuso y lo único que eres capaz de decir es que no hacía falta. Hoy no he sentido eso, pues con la mala racha por la que estoy pasando, este detallito de mis compañeros ha sido para mi una inyección de moral muy grande. La saludable tradición de regalarnos ha dejado de tener sorpresa, aunque para mi hoy ha sido como el primer regalo recibido de ellos hace ahora un año y unos días, un libro de Juan Cruz muy bonito, dedicado a su padre y que se titula Ojalá octubre y que claro está, no podéis dejar de leer. Ayer agradecía las visitas y el apoyo a este blog, y hoy, termino agradeciendo a Desi, maría José, Fernando, Julia María del Mar y laura vuestra contribución en mis grandes recuerdos de una etapa que está tocando a su fin. Al volver a casa, la realidad no pintaba todo lo bien que yo quisiera, pero con vuestro regalo en la mano, he podido tener un ánimo con el que hacía días no contaba.

miércoles, 29 de abril de 2009

Seguimos aquí

Esta entrada es un recordatorio, pues ya son muchos días sin actualizar por falta de tiempo e inspiración. Las crónicas desde Praga se quedaron incompletas pues sinceramente, actualizar desde allí no era fácil, para el poco tiempo que tenía en el hotel a solas con el cansancio del día me costaba concentrarme y escribir algo tan completo, además que en viajes de este tipo queda feo aislarte en tu habitación para teclear en el ordenador cuando es algo que puedes hacer en otro momento y porque pienso que queda un poco feo hacer eso cuando has venido a pasarlo bien con tus compañeros. Hasta el lunes, el momento elegido era la ducha de Fernando o alguna mañana si me despertaba antes pero luego, será porque empezaba a divisarse el final de la estancia en Praga, me ha faltado ganas e inspiración para seguir escribiendo. eso no quita que antes de marchar a Estados Unidos intente hacer un breve resumen de los últimos días vividos.

No sois muchos los que cada día visitáis este blog. Según el contador de la derecha, esta página recibe unas veinte visitas diarias lo que hace que a casi todos os conozca, si no en persona, de algún foro o porque sois amigos de amigos. A los que me habéis felicitado directamente muchas gracias por seguir entrando aquí día a día y a los que no, también gracias, pues entre todos hacéis que este rinconcillo internauta siga adelante poco a poco. En la medida de mis posibilidades, intentaré seguir actualizando esté donde esté para que me regaléis un poco los oídos y de paso, aprendáis cosas nuevas cada día.

lunes, 20 de abril de 2009

La colina de Petrín

la jornada de ayer empezó un poco más tarde, pues teníamos que recuperarnos de nuestra visita frustrada al ufleku. El ufleku (oso en checo), es una fábrica de cerveza negra y una taberna típica, que recuerda mucho a las irlandesas. Al precio de 22 Coronas checas, menos de un euro, te ponen una gran jarra de medio litro de la bebida nacional del país. a la hora de pedir mas no hay que preocuparse, los ocamareros son atentos y en seguida se encargan de rellenar. Mientras el alcohol de la cerveza empieza a hacer los primeros efectos, en el ufleku se escucha música típica checa, con acordeón y trombón es la que pude observar el sábado. Según nos comentó Nelson, es un sitio ideal para beber pero no para comer, pues esto último es un poco caro y no de tanta calidad como en otros sitios. la visita fue frustrada, pues cuando llegamos poco antes de las 10 y media las mesas largas del local estaban a rebosar, no podíamos hacernos ni un hueco. En la República Checa es típico en los bares de sentarse en la primera mesa libre que se encuentre, compartiéndola con gente totalmente desconocida. para no irnos de vacío a casa, entramos en un pub que vimos abierto justo en frente, uno de esos lugares que son el resultado más desastroso de la globalización: música como en España, intenso humo como en España, bebidas a los mismos precios que en España, y claro está, gente que baila como en España; al menos la entrada era libre, sólo pagué las dos jarracas de cerveza checa que me tomé por casi 2€ al cambio. A la 1 de la mañana estábamos de vuelta, para reponer fuerzas para el día siguiente.

A las diez de la mañana bajamos a desayunar, como siempre yogur, huevos, pan, salchichas, bacon y café. Esta vez estuvimos acompañados por unos compañeros de hotel muy particulares, unos americanos que parecían sacados de una película de estas de coches como a todo gas, o eran artistas del redgaeton con medallucos y mucho oro encima. Los tíos se servían como en su casa, incluso se llevaron la jarra de zumo a la mesa. Tras terminar de vestirnos, comenzamos a andar para dirigirnos al punto previsto de nuestra visita de domingo, que no era otro que la colina de Petrín, un lugar que aunque parezca estar a las afueras, se encuentra en pleno centro de la capital de la República checa. Comenzamos la ascensión deteniéndonos junto al monumento que simbolizaba el comunismo, cuyo nombre no recuerdo ahora. Se sitúa al principio de la subida, poco antes de llegar a la estación del funicular y se pueden observar varias figuras de hombres, uno muy fuerte y otros más rotos. Puede leerse una inscricción en checo en la que salen los años 1948 y 1989, que son los del principio y el fin de la etapa soviética.
Por 26 coronas, adquirimos el billete para ascender a la colina. Si venís en metro o tranvía, os vale el mismo tiket de hora y cuarto. Al llegar a la subida, contemplamos las hermosas vistas con Praga de fondo para luego subir a la torre que lleva el mismo nombre que la colina.

La torre o mirador de Petrín tiene una altura de 60 metros. El parecido entre ésta y la parisina Torre Eifeld, no es casual, ya que surge del entusiasmo de unos turistas checos que contemplaron la Torre parisina con ocasión de la Exposición Universal de 1889. Entonces decidieron impulsar la edificación
de algo similar en Praga. La torre de Petrín fue inaugurada en agosto de 1891 con motivo de la Exposición Nacional de Praga y después de menos de 6 meses
de trabajo.

La cabina del mirador está a 51 metros del suelo y a 198 metros sobre el nivel del río Moldava. Tiene bastantes menos escalones que la Torre Eiffel, tan
solo 299, aunque también es posible subir al mirador en ascensor. Si decidimos ascender en escaleras, estas son un auténtico rompepiernas, muy inclinadas y estrechas. la bajada, no tanto pero también agota muchísimo. Por si sirve de consuelo, entre tramo y tramo hay bancos para sentarse a descansar de la agotadora subida. merece la pena asomarse al mirador para contemplar la colina, el estadio del Slavia y la catedral de San Vito de fondo; sin duda, una postal inolvidable que permanecerá para siempre en nuestras retinas y que es aún más inolvidable, por el fantástico clima primaveral del que disfrutamos. la subida a la torre tiene un precio de 100 coronas cehcas, con descuentos de la mitad para estudiantes con el carnet joven euro 26, y de 20 coronas más para periodistas y minusválidos que lo acrediten.

Al bajar fuimos en frente de la torre, al laberitno de los espejos. Por 100 coronas, 50 con descuento, entramos en esta atracción consistente en un laberinto, con muchos espejos en el que te ves de forma diferente pues están situados en distintas partes del cuerpo: te ves doble, con zapatones, con mucha cabeza... ETC. el resto de visita monumental no tuvo mucho más detallable que contar, almorzamos en la colina en un bar de comida rápida, yo al ´fin tomé algo típico, la Klovasa, que es una longaniza gigante servida con una rebanada de pan con un poco de salsa picante. Dentro de la comida rápida que hemos tomado en estos días, es lo más rico y diferente. Esta salchicha se vende también en los puestos de venta ambulante de los distintos mercadillos. Un detalle curioso de la comida, tuvimos que venir hasta aquí para encontrarnos con tres compañeras de facultad reconocidas por Desi a las que no saludamos pues las caras sonaban, pero no más.

El resto de la tarde transcurrió paseando, buscando monumentos de la zona para visitar, pero todos estaban cerrados, o eran de pago como la biblioteca. La única iglesia que pudimos visitar de pasada fue la del niño Jesús de Praga, en la que estaban dando misa en italiano. Los sábados por la tarde, para los interesados, hay misa en español a las 6. Volvimos a la plaza del reloj para ir de puestos ambulantes y de paso escuchar un poco de rock checo, pues el día de ayer estaba consagrado a esta música. Ayer compré el regalo más caro, dirigido a mi consistente en una gigantesca jarra de cerveza de medio litro con un botellín de tercio de Urkel, la marca más famosa de aquí. El grupo de rock que vimos ayer tiene un nombre impronunciable, cantaba sobre todo versiones; nosotros vimos el final mientras merendábamos dulces típicos, son recomendables una especie de churros de patata con azúcar y canela por encima y los rosquitos que también tienen un nombre extraño. El grupo de rock terminó su actuación con una peculiar versión de la bamba, cantada en español pero con un claro acento checo.

De vuelta al hotel, intentamos comprar pan y descubrimos que los supermercados Tesco, que en Londres hay muchos. según la publicidad, estos establecimiento non stop, pero ayer a las 8 ya estaba cerrado, así que tuvimos que comprar en otro super cercano pan de molde para los bocadillos de la cena. Una pena, pues dos días que llevamos comiendo este tipo de pan y lo estamos aderezando con alimentos a los que no les pega nada, como son el atún y el riquísimo jamón que nos dio la madre de Fernando. El jamón sabe siempre rico, pero quizá por estar fuera de casa nos supo aún mejor. Después de cenar estuvimos viendo águila roja, una serie a la que no termino de cogerle el gusto y para no perder el ábito, terminando algunos trabajos de facultad que nos tienen agobiados y no podemos dejar para muy tarde. para hoy, tenemos prevista una visita al barrio judío para la que ya estamos prestos y dispuestos, esperando a laura y maría del Mar que siempre son las últimas en terminar sus faenas mañaneras.

sábado, 18 de abril de 2009

la Plaza del reloj y el puente de Karlos

hoy en nuestro tercer día en esta maravillosa ciudad, hemos optado por el que ayer fue Plan A y pasó a B por causas meteorológicas. El día amaneció algo nublado, llegando a lloviznar al mediodía. para dirigirnos a la Plaza del Reloj, fuimos andando para ir conociendo más a fondo la ciudad; también se puede coger el tranvía, pero éste te deja algo retirado y hay que callejear un poco. De camino, nos paramos en la oficina central de Correos para que Fernando y María José echasen unas cuantas postales a amigos y familiares al precio de 0,35€ cada una, que es lo que viene a costar el sello.

Al llegar a la plaza del reloj astronómico, estuvimos haciendo una primera ronda por los puestos ambulantes y retratándonos para que el recuerdo de la visita tenga constancia. Tras buscar un poco, subimos a la torre del reloj, esta visita tiene un coste de 50 Coronas Checas, lo que al cambio vienen a ser unos 2€ aproximadamente. la subida al mirador la hicimos en ascensor, que a velocidad de vértigo nos dejó arriba del todo para disfrutar de una panorámica espectacular de la plaza, a esas horas abarrotada de turistas y de la ciudad. Tras estar un rato y recorrer el balcón de forma cuadrangular, bajamos por unas peligrosas escaleras de caracol y luego por rampas muy cómodas. En la calle, vista la hora, decidimos buscar un sitio donde comer aunque todos estaban abarrotados o eran muy caros, así que finalmente tuvimos que volver a tirar de comida rápida, esta vez al Kentuky, al que yo llamo pollo frito. El menú regular, poyo frito al que se le caía el rebozado hecho con una arina algo rara y presentado en un plato de plástico como esos que se usan para la tarta de cumpleaños, un minipaquete de patatas fritas, pepsi, que no coca, y un helado. por algo menos de 200 coronas checas engañamos a nuestros estómagos para seguir adelante. Pronto podré hablaros de la comida y la bebida de aquí, a ver si mañana tengo más suerte.

Tras almorzar y tener un rato de tertulia, levantamos campo para ver de cerca el reloj astronómico, muy peculiar pues a las horas en punto, salen por unas cristaleras las figuras de los doce apóstoles. me encanta el sonido de este reloj, muy bajito pero suena a artesanal, parece que alguien está tocando la campana; los cuartos suenan durante casi un minuto, y para la hora utiliza el formato de las 24 horas aunque hoy estaba mal, pues a las 16 horas dio 15 campanadas. Cada vez que terminan los cuartos o las horas, el público aplaude. lo hemos visto dos veces para poder fotografiarlo. Entre hora y hora, hemos visitado la iglesia de TIM y comprado algunos regalillos para la familia y amigos. de paso, nos hemos parado a escuchar música checa en directo, con motivo del festival de música histórica de Praga que se celebraba hoy. la música de aquí es muy similar a la que se hace por los balcanes, con percusión, guitarra y violín. El grupo que hemos visto hoy estaba compuesto por tres personas, dos chicos y una chica y hacían canciones casi todas iguales, en escala de re la mayoría y con muchos momentos tenientes que nos hacían sonrreír.

El resto de la tarde ha transcurrido caminando ¡cuánto hecho de menos unas deportivas! primero de tiendas, luego buscando el río Moldova, para pasar por el mercado típico y luego, el PUENTE con mayúsculas. El puente de Karlo se llama así por el rey karlos IV, no confundir con el de España-. Este monarca dejó un importante legado en este país y se le homenajea siempre que se puede. Estaba en obras en su primer tramo, con lo que es un poco más estrecho; a un lado y otro podemos contemplar maravillosas esculturas de tipo renacentista, que recuerdan mucho a los grandes maestros italianos. pese al frío que hoy no se ha notado mucho pues íbamos bien pertrechados, es visita obligada este puente y pasear por los alrrededores dejando el río al lado para escuchar el rumor del agua que llega fuerte pues en la zona se produce un salto y divisar los barcos, unos turísticos y otros de recreo. El sonido de una bocina esta tarde me hizo trasladarme por un momento a las costas de Huelva.

Termino hoy esta crónica viajera con una de las mayores guarradas que he visto en años. De regreso al hotel, poco antes de llegar y tras volver a nacer varias veces por culpa de los dichosos semáforos que dejan muy poco tiempo para cruzar, tan poco que no tienen color amarillo, entramos a comprar pan para los bocadillos de la cena en una pequeña tienda de chinos (aquí también están con sus negocios de casi 24 horas). Hemos salido rápidos, pues el propietario estaba con el soplete soldando y ni se inmutó cuando nos vio entrar; a la hora de pagar, creía que salía ardiendo del olor que hacía allí dentro. Mi antojo de beberme una urkel aún sigue, aunque esta noche si todo sale bien terminaremos tomando una auténtica jarra de cerveza checa por menos de un euro

viernes, 17 de abril de 2009

Visita a los monumentos reales de praga

Si ayer os hablaba de un clima primaveral casi de verano, hoy hemos vuelto al otoño. La lluvia, el frío y el viento, que acrecentaban lo anterior, nos han acompañado durante toda la jornada. Empezamos el día desayunando en el hotel; tampoco ha tenido nada de particular, desayuno de bufé libre tipo continental con café, panecillos con sésamo por encima, huevos revueltos para adaptarme al país y no pasar mucha hambre durante el día y zumo de frutas con sabor a Don simón de naranja. Como buenos turistas, cogimos un poco de pan para hacernos bocadillos, no sé como saldrán pues por la mañana cuando fuimos a meterles la porción de mantequilla se devoronaron.

Viendo el tiempo que hacía, optamos por el plan B, dejando el A para mañana si las nubes no descargan. el plan a consistido en comprar cada uno un billete de metro, que también sirve para el tranvía y el bus urbano, éste cuesta 26 Coronas Checas, lo que viene a ser 1€ y te permite durante hora y cuarto montarte en todos los transportes que quieras, tomamos un par de metros, Línea A y B para llegar a la zona del castillo, donde se encuentra la sede del gobierno de este joven país con tanta historia a sus espaldas. En el metro de Praga no hay tornos como en Madrid y Barcelona: tu compras tu billete en las taquillas o en las máquinas expendedoras y luego lo pasas por una maquinita que está un poco más alante, pero que no tiene ninguna barrera ni nada, sólo te pica el tikect. Mientras tu estás intreoduciendo tu título de viaje, pasan rápidos unos cuantos. No sé si es que no pasan mucho los revisores por los trenes y la gente se cuela como en Italia o qué. El metro en esta ciudad está super profundo, aquí con razón la gente baja las escaleras mecánicas andando al estilo de los madrileños estresados en hora punta, pues aunque son más rápidas, desde la entrada de la estación hasta el andén hay que bajar muchísimo. Está tan profundo que se te taponan los oídos del cambio de presión.

Comenzamos nuestra visita tras dar unas cuantas vueltas de ubicación por los jardines del palacio real con más de 600 años de historia y con entrada gratuita. Había bancos que invitaban a sentarte pero estaban bastante mojados así que optamos por hacer una sesión fotográfica con las cinco cámaras de los compis y de paso grabar un vídeo, en el que no faltó mi ¡Musho Beti! como saludo de rigor. Yo no he llevado cámara porque ya hay bastantes fotos y encima a mi me las tienen que hacer, y como soy solidario, no me gusta dar más trabajo del que ya tienen. Después de oler el perfume de las plantas mezclado con la lluvia y un poco de olor a chimenea, hacernos unas cuantas fotos y de intentar abrir la puerta de lo que parecía un castillo abandonado, salimos para dirigirnos al recinto del castillo. Aquí como en Las Navas, hay una zona a la que se le llama así, pero no hay fortaleza amurallada, ni ruinas. el recinto del castillo engloba la Catedral de san Vito, de estilo gótico espectacular, la Iglesia de San Jorge en la que no hay mucho que ver y varios museos: el militar, el del juguete que se paga aparte y el histórico, con cosas muy interesantes pero muy visual y al que no presté mucha atención porque entramos después de comer en pleno soponcio de la sobremesa. Antes paramos para hacernos fotos con los guardias del Palacio Real, lugar donde se encuentra la sede del gobierno de la república Checa. yo no me retraté, pues creo que los pobres centinelas tienen que estar algo cansados de posar para los turistas.

para entrar al recinto del castillo hay que pagar 125 Coronas checas, que al cambio vienen a ser unos 5€ aproximadamente. Es recomendable la adquisición de una audioguía, por 83 coronas más. Este artilugio consistente en un teléfono al estilo moviline antiguo, que bueno, más que teléfono parece un zapatófono, no permite mediante la selección de códigos ir escuchando datos interesantes de los lugares en los que estamos además de guiarnos por recinto. Eso sí, por el precio que acabo de indicar sólo puede tenerse el aparatejo durante dos horas. Una vez lo tuvimos, empezamos la visita por la catedral de San Vito, pulsamos 1, dimos okei y la voz en español con acento de locutora de radio Praga nos fue indicando y enseñando con detalle todos y cada unos de los lugares de este recinto gótico. Por cierto, la visita a la catedral es gratuita ¡qué aprendan en Sevilla!.

A la hora de entregar la audioguía, llegó quizá uno de los peores momentos del día, el de la comida, pues los checos comen como muy tarde hasta la 1 según nos indicó ayer nuestro amable guía Nelson, boliviano que aunque lleva una ventena de años por estas tierras no pierde su acento tan característico que distingue la doble l de la y griega ni sus rasgos que recuerdan algo al actual presidente Evo Morales. Este momento del almuerzo fue el peor, pues tuvimos que conformarnos con un bocadillo frío de jamón y verduras de la marca Power Maxi, unas patatas fritas y una cocacola. Después, mientras nuestras compañeras terminaban sus emparedados de pan del desayuno en las puertas de la iglesia de San Jorge, pasamos frío como nunca, hacía años que no tiritaba tanto. El resto de la tarde ha transcurrido con el cansancio como protagonista, tras terminar nuestra visita y admirarnos de como una república respeta tanto a su pasado real y sus monumentos, tomamos el metro para volver de nuevo al city Moran y descansar que falta nos hace. Esta noche creo que voy a dormir diez horas seguidas porque estoy reventado. Tan reventado que estoy terminando esta crónica a la prisa corriendo. Mañana, más y esperemos que mejor.

jueves, 16 de abril de 2009

Primeras impresiones de praga

Esta mañana a las 6 y cuarto, no mucho después de dejaros la primera crónica viajera, sonó el despertador. Con mucha pena pues se estaba comodísimo en aquella habitación, recogimos lo poco que quedaba fuera de las maletas y de una carrera llegamos al microbús que nos transportó al aeropuerto. Tras facturar el equipaje, nos fuimos a desayunar un café asquerosamente malo, de los peores que he probado en mi vida para luego hacer tiempo paseando por los pasillos de la T4, donde encontramos tiendas de grandes marcas de ropa. El avión para variar se ha retrasado eso sí, el despegue y el aterrizaje han sido perfectos, casi ni se han notado. si hay que poner más contras al vuelo, pongo dos: los niños pesados que no callaron durante todo el viaje impidiéndome dormir y la incomodidad de los asientos, de cuero, pero estrechísimos y con muy poco espacio para poner las piernas. Con los chavales que he tenido hoy como compañeros de viaje, he comprendido que algunas veces hay gente que quiere dormir y nosotros somos iguales, porque no paramos de darle a la singüeso con lo que todos se enteran de nuestra vida y milagros.

La primera impresión que he tenido al bajar mientras esperábamos maletas y guía, es que la República Checa es un país que se ha europeizando a pasos agigantados; el idioma es quizá la única diferencia más notable. Por lo demás, los coches son modelos similares, naturalmente podemos ver mucho Skoda que para eso la marca es de aquí, las calles también son muy parecidas y también recuerdan al metrocentro algunos tranvías. Por cierto, ya que estamos me resulta curioso que este medio de transporte circula junto a los coches, en un carril que tienen especial para ellos; cuando cruzas la carretera tienes que andar con cuidado por dos cosas: las vías de esos trenes que pasan tan de continuo, y el poco tiempo que tienen los semáforos para que los peatones podamos pasar. El tranvía es el medio de transporte junto con el metro más usado, no he visto en el poco tiempo que llevo por aquí ningún autobús urbano; se recomienda por todo el mundo no coger taxis en este país, pues son bastante corruptos timando incluso a los propios checos. No quiero olvidarme en estas primeras sensaciones de los semáforos adaptados, que utilizan un sistema muy curioso tipo intermitente para indicarnos cuando sí o no podemos cruzar: si el tic tac suena ´más rápido, podemos y si en cambio suena más lento, toca esperar. Hay que fijarse bien porque suena muy bajo

Como hemos llegado tarde, tocó visita a ese restaurante que tiene sucursales por todo el mundo, donde te dan de comer a cualquier hora una hamburguesa que no huele a nada y cada vez más pequeña, no es otro que el Mcdonald, establecimiento que en praga hay que rebuscarlo. De paso, mientras llegábamos, hemos hecho una panorámica rápida a la urbe donde vamos a estar una semana. La comida lo de siempre, menú de hamburguesa de pollo con cocacola y patatas fritas. Aquí se nota la globalización, pues esto mismo tiene un sabor igual si lo tomas en Sevilla. El precio, algo más elevado, 145 coronas checas, que al cambio vienen a ser unos 6 o 7€ teniendo en cuenta que 1€, moneda que se va a adoptar aquí en breve, viene a ser unas 26 o 27 coronas según el día. Si tenéis pensado viajar en un futuro, mirad bien las cuentas pues los checos piensan que el turista es millonario y viene aquí a gastar y te pueden redondear una o dos coronas al alza, como nos ha pasado esta tarde en un supermercado. Hoy nos iremos pronto a la cama, pues somos chicos formalitos y encima estamos faltos de sueño. Mañana, mientras Fernando se ducha, os contaré como ha sido nuestro segundo día donde haremos nuestra primera excursión en serio, la cuál decidiremos ahora en asamblea soberana; espero que mañana nos acompañe el mismo clima primaveral al estilo de Andalucía a finales de mayo o primeros de junio que nos ha recibido.

Camino de Praga

Ayer comenzó mi penúltimo viaje: digo ayer, pues según dicen los días empiezan a las 12 de la noche, de esa hora han pasado ya 40 minutos. Y digo penúltimo, pues las miles de vicisitudes y contratiempos que han surgido a lo largo del año, hacen que no puedas disfrutar como se merece un viaje de estos y porque también el de mayo a Rochester, planeado con mucho tiempo, voy a tener que hacerlo por esos mismosproblemillas casi a marchas forzadas. Mi mente intenta pensar en que tenemos que afrontar las cosas como nos vengan, pero a la vez sabe que la realidad en mi casa es muy distinta y que mientras yo estoy recorriendo el mundo, mi madre sigue hospitalizada debido a su infección que se resiste a salir.

Será por eso, que el viaje en AVE ha sido de los más largos que se me han hecho, por la mañana hice los últimos preparativos y a eso de las 11, tomé el autobús dirección Santa Justa. Casualmente, el chófer era el mismo que me trajo el lunes por la tarde cuando volví de Asturias y me dijo que donde iba si hace un par de días me recogió en la RENFE con la misma maleta. Tras una corta espera en compañía de julia, que se acercó de forma sorprendente e ilusionante para todos, y las madres de Fernando y Desi tomamos por fin el tan ansiado AVE que nos llevaría a Madrid, ciudad desde la que hoy escribo. Durante el trayecto, alternamos la conversación, la escucha de las conversaciones telefónicas que unos abuelos manchegos con acento gañanero mantenían con sus hijos, la escritura de algún correo y las niñas, una partidita de parchís.

Al fin llegamos a madrid y tras pensarlo un rato, nos fuimos a lo cómodo y cogimos un taxi, que nos dejó en el Hotel Cris Aeropuerto, lugar donde me encuentro. Tras inspeccionar las habitaciones con la curiosidad infantil que siempre nos sale a todos cada vez que llegamos a sitios como este, salimos de nuevo para dar una vuelta por el centro con inma, de quién ya he hablado por aquí y cuyo blog la República independiente del Medio Ambiente no podéis dejar de leer y pablo, hermano de Fernando y una persona también encantadora. Antes de salir del hotel, no puedo dejar de recomendarlo si venís por estas tierras; aunque está retirado de la ciudad, las habitaciones son comodísimas con un salón aparte, una cocina que la nuestra está cerrada por cierto, y muy acogedoras.

De camino al centro me encontré con un viejo amigo, el metro que por primera vez nos dejó tirados, pues dos trenes de la línea 5 pasaron fuera de servicio y de uno tuvimos que bajarnos porque estaba averiado. Volvimos a tierra firme en Gran vía, una estación que tiene su encanto. De allí, en busca de un lugar para tomar café, como San ginés estaba hasta la bandera, paramos en otra que nos cogió de paso para tomar un colacao y unos churros, por cierto de los que en Sevilla llamamos de patata y encima fríos y algo insípidos. Tras un reconfortable paseo pese al mal tiempo por la zona, viendo edificios tan emblemáticos como el Banco de España, el museo de cera o el círculo de bellas artes, además de dejar a un lado la calle donde fue asesinado el almirante Carrero Blanco.

Caminando y conversando sobre muchas cosas, llegamos al Harro, no confundir con los almacenes. Este harrow o como se escriba, es un sitio que me ha sorprendido gratamente, pues ponen de comer en grandes cantidades y está todo muy apetecible; eso sí, los platos tienen nombres muy raros y hay que leer la carta con detenimiento. Con unos cuantos platos para todos, de los cuáles yo sólo comí nachos y un poco de hamburguesa, además de un vaso de pepsi-cola inagotable que el camarero con acento entre sudamericano y madrileño se encargaba de rellenar, terminé como dicen por tierras astures, fartuco. Tengo que volver a este sitio un día para almorzar, el olor de la hamburguesa a carne asada en la barbacoa fue el que me ha despertado estas ganas; aunque el precio no es barato, merece la pena visitar este sitio recomendado por Desi.

A la salida, volvimos al metro para regresar al hotel y nos separamos de nuestros acompañantes madrileños. Es una pena que los dos no se vengan a praga mañana, pues hemos pasado una tarde fabulosa los 8 juntos, parecía que nos conocíamos de toda la vida. A ver si el jueves cuando volvamos podemos repetir aunque sea por Atocha con nuestros maletones a cuestas. Dentro de muy poco, toca movernos de nuevo, ¡con lo agusto que se está en esta habitación!. Intentaré mañana narrar por aquí el segundo día y nuestras primeras impresiones en la capital de la República Checa, aunque no lo aseguro, pues María José, María del Mar, Laura, Fernando y Desi querrán utilizar el portátil ara consultar sus correos y hablar con sus allegados. por cierto Julia, ya que no has podido venir, hemos comido nachos en tu honor y en la mesa hemos dejado un cubierto y una servilleta para ti en la cena.

domingo, 12 de abril de 2009

Agotando los últimos días en tierra Astur

Los que me conocen, saben bien de mis retiros a estos territorios durante algunas temporadas. Dejé el blog en mi llegada, hablando del tan esperado regreso a este rincón, cuando faltaba bien poco para que por la ventanilla del tren se divisasen los anuncios del centro comercial Caudalia de Mieres, pueblo en el que me apeé para llegar a la Felguera concejo de Langreo, residencia ya habitual y por qué no, inusual en mis vacaciones. digo lo de inusual porque cuando todos tenemos un período de absueto, tendemos a ir a un pueblo en lo más alto de una sierra, a un apartamento en primera línea de playa, o bien el que tiene su cartera repleta de euros, busca el destino más alejado posible, con una cultura y unas costumbres que le aporten y a la vez le alejen de lo que ya tiene que soportar el resto del año.

En el artículo anterior, os hablaba de una posible visita a Radio Langreo para hablar del caso de mi gran amiga Cristina Fanjul; al final no la hice, pues desde la emisora se avisó que había poco tiempo para la entrevista, había poco sitio en el estudio y varios invitados, con lo cuál, me decidí por acompañar a Javi a su quiosco de Ciaño, impulsado por su interés en probar la conexión wifi de la tienda de animales con mi inseparable portátil, así que nos conformamos con escuchar la entrevista que Montse, locutora de la emisora municipal de Langreo hizo a Cristina con rapidez y precisión. martes y miércoles por la mañana fueron muy parecidos, ambos en el quiosco observando el deterioro que sufre la venta del cupón, una situación que ya no pasa desapercibido para nadie; la gente habla del tema con reservas, pero actúa sin tapujos, comprando cada vez menos productos poco atractivos que ni la publicidad más fuerte consigue que cale en los destinatarios finales. En definitiva, el cupón de la ONCE, ha dejado de ser la gallina de los huevos de oro que fue hasta finales de los 90.

El miércoles por la tarde, llegó el que faltaba o bueno, los que faltaban; cráquer, el perro de Cristina se sintió más acompañado y nosotros, al fin pudimos disfrutar de la presencia de Rafa, por cierto uno de los lectores más asiduos de este blog y amigo que no de mucho tiempo, pero parece que lo es de toda la vida, pues tiene eso tan importante que se llama don de gentes. la tarde de aquél día con un sol espléndido fue tranquila, consistente en una larga merienda a raíz de la tertulia en la que nos enfrascamos javi, Cristina, Rosa, Queli (padres de Cristina esposa de Javi y mi anfitriona), rafa y yo; la tertulia fue tan larga que casi la empalmamos con la cena, que tuvo como postre una excursión a la calle, al prau que está junto al bloque donde residimos para que Macro, el perro de Rafa y por cierto, uno de los mejores guías que he conocido y Cráquer, guía de Cristina y también un gran profesional en la materia, dieran rienda suelta a sus instintos perrunos. Se ve que el frío no les inspiró mucho, pues en seguida los dos dejaron notar sus ganas de volver a casa para dormir tranquilamente: Craquer en el sofá junto a la ventana, y macro en la cama del perro anfitrión, o en la habitación del ordenador.

Al día siguiente jueves santo, llegó la intensidad a nuestras vacaciones. pudimos disfrutar de un aperitivo en un bar cercano acompañados de grandes amigos: Joaquín con su mujer Trini que vinieron de Mieres, Fran, Yoyi y su hija mabel, además de los mencionados más arriba. A continuación, llegó el clásico de la visita asturiana, que no es otra cosa que las fabes hechas con tiempo, cariño gusto y esmero por Rosa, madre de Cristina; éstas nos llenaron las reservas estomacales para un período superior a 24 horas. La tarde discurrió entre una esperada partida de trivial llena de emoción y una apasionante tertulia con la televisión de fondo a la que sólo Queli prestaba su vista y oídos. Ese mismo día, al salir a acompañar a javi junto con Fran para llevar y recoger unos cupones, fui consciente del cambio de tiempo que empezaba a experimentarse, con su considerable bajón de temperaturas, algo que a la vuelta, se transformó en un mal cuerpo con dolor de huesos, con cierre de estómago y en definitiva, 37,5 de fiebre; por más mantas que me echaba encima, seguía sintiendo frío siberiano en mi interior. Por suerte, a las dos horas estaba recuperado, esperando ansioso a las 12 de la noche para escuchar los sonidos de la madrugá en la sintonía de canal Sur Radio, tarea que aunque ya os dejé mi disertación sobre la semana mayor sevillana, me mantuvo ocupado hasta bien pasadas las 3 de la mañana, hora en que salió una de mis favoritas, el cristo de los gitanos, dejando a medias la conversación paralela que se mantenía a mi lado no menos interesante.

El viernes también lo disfrutamos entre amigos, esta vez sustituyendo a Joaquín y su mujer por Ricardo, que desde Gijón se acercó en tren para compartir una agradable comida en el Yantar, sidrería muy cercana a nuestra residencia. Por un precio más que razonable, pudimos disfrutar de crema de nécoras, garbanzos con bacalao o chuletas de cordero regadas por una exquisita sidra natural bien escanciada. El tiempo pasó rapidísimo, entre plato y plato y una conversación de las que pocas veces se mantienen en las que caben todos los temas posibles y donde el respeto y la educación, marginan al sarcasmo y la hipocresía que a veces nos sale a todos inconscientemente. El resto de la tarde lo pasamos en casa, resguardándonos del mal tiempo disfrutando de la tertulia y una película de relleno, titulada fuera de carta, que no es más que cine español del típico, sobrecargado de escenas de sexo y con un argumento del que podemos sacar poco jugo. Si tenéis oportunidad, echadle un vistazo, pues quizá es más interesante que ver una americanada de esas que tanto hay en los cines llenas de risas y humor absurdo, al menos los intérpretes son de aquí. Por si todavía no estáis convencidos, Lola Dueñas hace un papelón como mujer provocadora luciendo unos escotazos de vértigo y buscando tema con el primer tío que se encuentra, demostrando que es una gran actriz, algo que ya hizo en policías o mar adentro; bueno, tampoco nos olvidemos de Javier Cámara en su papel de jefe de un restaurante, y Fernando Tejero haciendo de encargado chulo.

El día de hoy ha sido quizá el más planeado, pues desde la noche del lunes ya comentábamos los preparativos para la velada con almuerzo y cena en la cochera de Fran un rincón sin nada particular pero que la compañía y los momentos allí vividos como aquella noche en la que ya conocía la muerte de mi abuela, hacen que tenga su encanto. Se trata de un local ubicado bajo el bloque de pisos donde viven Fran, Yoyi y Mabel en el barrio de perlán, en el pueblo de El entrego, muy cerquita de laFelguera. Cuando planeamos montar una fiesta, siempre está su propietario dispuesto a ordenar los cachibaches, hacer las compras pertinentes y sacar el coche a la calle, en un principio, razón de ser de este lugar, para que todos podamos pasar y pasarlo bien con alguna música original de fondo, como ese disco de orquesta pachanguera que empieza con la canción del gallo y el gavilán, versionada hace algún tiempo por los del río. De tanto escucharlo, es inevitable que una música tan casposa pase a formar parte de nuestros buenos recuerdos. la comida y la bebida no han faltado durante todo el día, empezando por la rica sidra natural, que no tiene nada que ver con la achampanada que nos venden en el super, acompañada de buen marisco como centollo o percebes, algo que tiene fama pero yo hoy que los he probado y no creo que sea para tanto, gambones, jamón, chorizo, caña de lomo y un esquisito pulpo. el centollo es algo que sólo como en contadas ocasiones y siempre por estos parajes y me encanta, sobre todo, cuando se prepara el carro con queso de cabrales; ese contraste del sabor del marisco y el queso fuerte, es algo indescriptible.

Por la tarde asistimos a la rebancha trivialera, la partida más larga a la que yo he ido: empezamos a las 4 y media o 5 de la tarde, y terminamos pasadas las 9 cansados de tanta pregunta, pues el equipo de fran y su compadre empezó remontando, para luego echarles la pata el nuestro compuesto por rafa javi y un servidor. eso sí, a la hora de llegar al centro del tablero, ninguno de los dos éramos capaces de acertar las 4 preguntas de rigor, siempre nos quedábamos en dos o tres, con el consiguiente retroceso de perder el último quesito ganado. Finalmente, la partida finalizó con una pregunta "¿cenamos?", no hizo falta que hablásemos todos a la vez, parecía que estábamos deseando escuchar el sí pues en seguida el juego quedó recogido en su caja. Tras la cena, una sobremesa acompañada de unos cubatillas de ron y de vuelta a casa.
Ahora, empieza la resaca de estos grandes momentos vividos, que cobrarán más intensidad conforme el tiempo los aleje. Con gente así, es un gusto venir aquí de vacaciones, aunque sea un sitio poco usual pero al fin y al cabo, lo que importa es que aquí hay gente que forma parte ya de nuestra familia, pues son grandes amigos, fundamentales para nosotros. Momentos como estos aquí narrados, son mucho más que una fotografía o un vídeo, pues el recuerdo es algo que permanecerá por siempre en nuestras memorias. Gracias por contribuir a ello y ojalá esta amistad, alimentada a vase de internet y teléfono, pues cada uno vivimos en una punta, dure por muchos años.

martes, 7 de abril de 2009

del Guadalquivir al nalón

Antes que nada, comienzo estas líneas con una mala noticia, esos que decían que en los trenes AVE y Altaria o ALVIA disponían de conexión wifi se equivocan, esta es la primera entrada que se publica fuera de Sevilla en los seis meses de vida y ha sido redactada previamente, ante la carencia de una conexión inalámbrica a Internet en los dos trenes que he cogido para llegar a mi destino. Esto llevan anunciándolo desde el año 2005. Eso sí, un punto a favor para la RENFE, pues en ambos ferrocarriles, no he tenido que compartir asiento; esto podemos verlo como una desgracia si nos aburrimos como una ostra, o una suerte, que es como yo lo miro, pues así puedo utilizar el otro asiento de portaobjetos para colocar la mochila, el libro, la sudadera y la botella de agua

Avanzamos ahora por tierra de campos, muy cerquita de Saagún, en pleno camino francés a Santiago; la provincia de Palencia, ha quedado atrás para dar paso a la de León, antesala de Asturias. El viaje está resultando de lo más entretenido, aunque tampoco estoy haciendo nada fuera de lo normal; ya he olvidado cuantas veces he hecho este trayecto eso sí, es la tercera que lo hago en 8 horas, gracias al milagro de la alta velocidad entre Sevilla y Valladolid. También reseño que ya es la tercera o cuarta vez que no opto por sacar la radio, pues el dial de Castilla y León está muy desierto, además de que lo que más puedes escuchar en un tren si enciendes el transistor son interferencias provocadas por los cables que van por encima de la vía. Entre pasaje y pasaje de Historias de Londres de enric González, tengo tiempo para pensar y me vienen ahora a la memoria aquellas ilusiones infantiles por viajar, empezando por aquella noche sin dormir cuando me invitaron a ir a Valverde de Llerena, un pueblecito muy cerca de Las navas para cobrar el dinero de la venta de unas ovejas. Por aquél entonces, contaba con unos nueve o diez años y era la primera vez que salía de Andalucía. Después Valverde no fue para tanto, un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz con un par de calles, cuatro casas y el silencio roto por cencerros del ganado que pastaba a las afueras. Ese mismo gusanillo volvió cuando mi abuelo me propuso ir a Almuradiel, un pequeño pueblecito de la provincia de Ciudad Real justo después de bajar Despeñaperros. Al final ese viaje quedó en nada, llegamos tarde y nos quedamos en tierra. Luego mi mayor ilusión fue montar en Ave, para hacerla realidad empecé a llenar un cerdito ucha que trajo mi hermano de uno de sus viajes como rayolista de Roca. Tampoco pudo ser, tuve que conformarme con ver el tren rápido por dentro parado en Santa Justa en una jornada de puertas abiertas que se hizo para celebrar un aniversario, pues la impaciencia me llevó a romper la ucha y a gastar ese dinero en no recuerdo qué; bueno, ahora que recuerdo, al final para quitarme el gusanillo fuimos a Córdoba a pasar el día y visitar a la familia de allí.

Desde entonces creo que no volví a tener más gusanillos, quizá porque llegó la mala racha a casa y no pensaba en otra cosa que viajar profundizando al centro de la pena, algo así como el viaje al centro de la tierra de Julio Verne pero en triste pues analizando aquellos años, sólo buscaba el culmen de la amargura al que por suerte, nunca llegué. Volvieron los buenos momentos y sin proponérmelo, comencé a viajar como siempre me habría gustado, teniendo como principal vehículo la Alta Velocidad, para conocer Madrid, uno de mis sueños, o bien para continuar viaje como hoy sucede. Y volviendo a los sueños, quería conocer Madrid, ciudad en la que estuve tres años y bueno, no dejo de reconocer que me defraudó igual que Valverde de Llerena. Como gran ciudad prefiero mil veces Barcelona, urbe apta para personas que no se orientan bien con muchos más rincones con encanto donde perderte. En 10 años a lo tonto he conocido casi toda España, sólo me falta la parte norte con Cantabria, país Vasco, Navarra y Lla Rioja, además de las baleares. Me muero de ganas por volver a Galicia, para conocer más a fondo la costa y Barcelona, ciudad a la que guardo un especial cariño quizá porque fui con dos meses al médico.

Si hace un rato decía que no estaba cansado del viaje, ya empiezo estarlo. León quedó atrás y el tren avanza penosamente para subir el puerto de pajares, quizá por lo que cuesta subirlo, tienen tanto arraigo a su tierra los asturianos, o quizá por esta orografía tremenda, hace unos siglos los musulmanes no pusieron tanto empeño en llegar a estos parajes tan espectaculares del norte. Me llama la atención como todo el mundo se extraña al saber que huyes de Sevilla en plena semana santa, con la importancia que tienen estas fiestas en la ciudad del Betis y la Cruz Campo. Pasar la semana santa en Sevilla y no ver pasos es condenarte a estar una semana encerrado en casa, algo muy recomendable si preparas oposiciones, o ultimas una tesis doctoral. Eso sí, no es recomendable en los descansos de ese trabajo de encierro encender la radio o la Televisión si no aguantas las cofradías, los altavoces del receptor se inundarán de cornetas y tambores, saetas y llamadas de capatás. Raro es la emisora que no está en la calle narrando el discurrir cofrade por gran parte de la ciudad.

Mi relación con lo cofrade es extraña, por un lado siento una gran emoción con el fervor popular: las saetas, las marchas que en cualquier época del año me emocionan, el chirriar del movimiento de un paso o la llamada de un capataz dedicando la levantá a alguien que no pasa por buenos momentos son algo que con el olor de la primavera, empiezo a echar en falta pero en su justa medida. Cuando paso muchas horas con la misma cantinela, mi cuerpo y mi mente se agotan y eso tan preciado pasa a ser un suplicio como un redgaheton a toda pastilla durante mucho rato entrando por la ventana de mi casa. Por eso, aunque me guste el arte cofrade y las tradiciones de mi ciudad, sin comulgar mucho con la religión y cada vez menos, prefiero dosificarme el placer que te da sentir unas emociones tan intensas, por eso, hoy doy comienzo a mis vacaciones que me tendrán en un estado de semidesconexión debido a la deformación profesional periodística. Si este año no puedo disfrutar igual de la semana mayor sevillana, otro año tendré tiempo de empacharme. De momento, el Guadalquivir quedó lejos, muy lejos, ahora empezaré de nuevo a echarlo de menos y a quererlo más. Mientras, el Caudal se acerca para dar paso al Nalón donde en sus orillas, tengo mi otra residencia por una semana, y donde gracias a la buena compañía intentaré volver a ver las cosas como no hace mucho las veía. De momento, os anticipo con el fondo de los chirridos que emite este tren que se asemejan mucho al roce de una barca por la arena, que mañana visitamos Radio Langreo para seguir haciendo campaña por la causa de Cristina Fanjul. Seguiremos informando, a poder ser mañana.

domingo, 5 de abril de 2009

El bar del Arturo

Dice una voz popular, que la parte preferida de la casa de un sevillano es la calle. será por eso que aquí tenemos más de 4000 bares, unos muy cerca de otros, para que podamos disfrutar del buen clima de esta ciudad. En todos sitios, pero en esta tierra de forma especial, se cogen con ganas las mañanas de fin de semana para a eso de las 12 o la 1 o bueno, la 1 y media, por algo se llama así ese bar tan famoso de Camas, encontrarnos con los amigos junto a una cerveza, que son dos o tres, bien frías de la marca de la tierra, que no es otra que Cruz Campo. Como ya he dicho tenemos muchos bares, pero al personal, no le importa tener que coger el coche para estar agusto, es lo que pasa con el sitio que hoy os traigo; se trata de la cervecería Arturo, o bueno, conocido coloquialmente como El Arturo, situado a unos 50 metros de mi casa en la calle séptimo día.

Según una definición que me han pasado por el correo electrónico, "Dícese de aquél establecimiento regido por un peculiar personaje que sirve cerveza de barril auténtica"
La gente que se acerca a esta taberna del siglo pasado crea un ambiente variopinto, allí se juntan criaturas de distintos quehaceres, desde el peón más
humilde hasta el ejecutivo más sofisticado. También concurren artistas como pintores, literatos, orfebres, cantaores de flamenco y gentes de la farándula
que comparten el gusto y el amor por la cerveza y la tertulia. El centro de los comentarios y las miradas es, sin dudarlo, Arturo, el tabernero malhumorado
y atento, según se tercie, que domina la barra y la clientela al ritmo que a él se le antoja. Da igual el aforo, el entorno y el bullicio, todos queremos
cerveza, platicar y que Arturo nos sonría, cosa ésto harto difícil. Los cuartos también importan, por eso la mejor cerveza de Sevilla la bebes a 0,80€
y la puedes acompañar con tapitas de calidad como gambas, mechada, melva y otras exquisiteces que engrandecen el colesterol, siempre ¡A precio de familia!.
Una visita por esta cantina no dejará indiferente a nadie. Los clientes somos masoquistas, pero Arturo y su cerveza lo merecen.

No os creáis que por ese precio os ponen una minicaña, al estilo de las que tomaba en la Plaza Duque de Pastrana en mis tiempos de internado en aquél bar siempre vacío que se llamaba si no mal recuerdo el cañadío, las cervezas que sirve el señor Arturo con su inconfundible humor son grandes, en vaso ancho, al estilo de los vasos de sidra pero con un cristal más gordo; algunos lectores de este cuaderno pueden corroborarlo incluso, creo que hasta deberían. para los no entusiastas de la buena cruz Campo, también pueden encontrar buen vino a mejor precio: rioja, Valdepeñas... no puedo hablar mucho del zumo de uva fermentada porque en los 12 años que lleva abierto este rinconcito, no lo he tomado nunca.

Si hablamos de comer, al mismo buen precio podemos recomendar los montaditos de anchoas con queso fresco, morcilla ibérica y carne mechada. En cuanto a tapas y raciones, muy recomendables las gambas, preparadas de forma sencilla pero con mucho gusto, como está mandao en lo que en sevilla llamamos cervecería, pues recordemos que no es lo mismo hablar de una cervecería en Andalucía que en Barcelona, aquí en las cervecerías sólo se sirven si acaso, dos tipos de cerveza, con alcohol y sin, y de barril por supuesto. Además de las gambas, no podemos dejar de provar el jamón, el queso o la caña de lomo. Por si acaso, no dejen de mirar la carta pues soy un ser de costumbres y no me aventuro mucho a pedir cosas nuevas. Eso sí, aunque Arturo abre de 11:30 a 4 de la tarde y luego a partir de las 8 o así, no vayan en busca de un café, pues es de los pocos sitios llamados bares donde no te lo ponen, pues la cafetera es un invento muy moderno para este bar. Una última recomendación, si Arturo les contesta mal, den la sonrrisa por respuesta, ésto forma parte de la idiosincracia de este rincón y una mala contestación podría causarnos el beto en este templo a la buena vida.

sábado, 4 de abril de 2009

buscando un soplo de aire fresco

parecía que no iba a llegar nunca pero al fin ¡estoy de vacaciones!. han sido muchos días pensando al escuchar el despertador aquello de "qué ganas tengo de levantarme a la hora que me de la gana y acostarme cuando quiera". Cuando pase un tiempo seguro que echaré en falta la actividad pero creo, que voy a tardar más que en otras vacaciones. Los malos momentos por los que estoy pasando, unidos a la presión y el estrés de trabajos que te obligan a estar en la realidad, además del machaque continuo doméstico de hagas lo que hagas todo va a tener algún fallo te motivan a tener ganas por correr lejos, muy lejos de casa.

Las vacaciones son a medias, pues hay muchos frentes abiertos a los que no se les puede quitar el ojo ni en la distancia. Por primera vez, iré pertrechado de quién ya se ha convertido casi en uno de mis inseparables, que no es otro que este pequeño portátil desde el que escribo, hoy, disfrutando del espectacular clima de Sevilla, con un sol regulado a su justa temperatura, y una banda sonora de pajarillos y ladridos esporádicos provenientes de una y otra acera. Estos pequeños placeres, como el de estar ahora mismo aquí sentado aprovechando el buen tiempo, se disfrutan aún más sabiendo que tienes tiempo, ese bien tan preciado; tiempo para distribuirlo y parafrasear teletipos, investigar sobre las adjudicaciónes en materia publicitaria de las administraciones públicas, o simplemente, pasear al perro durante una hora, dejándote llevar, siempre y cuando no te meta por los jardines.

Mi primer día de vacaciones no ha tenido mucha novedad, he hecho lo que he querido o bueno, casi, pues después de tanto agotamiento tienes sueño acumulado y lo único que quieres hacer es dormir y dormir, o en su caso, estar sentado pensando en nada particular. Ayer tuve que rechazar alguna invitación a quedar para tomar algo, pues aunque el tener un vaso lleno de cerveza bien fría en buena compañía es beneficioso para la memoria emocional, por mucho que quieras, no puedes forzar la maquinaria ya más de lo que está. Estos días al fin estarán llenos de buenos momentos, de cosas que hacen que la vida valga la pena y en definitiva de emociones y sentimientos, que nos harán ver la vida de otra forma.

jueves, 2 de abril de 2009

Un paréntesis en Aula Abierta

Hoy ha sido un día muy especial para mi, empezó marcado por el estrés de trabajos de grupo que muchas veces, (mas de las que quisiéramos) no sirven para nada y terminó vestido de viernes, con dos horitas de radio. Bueno, 120 minutos son los que dura el programa aunque yo sólo hice unos 9, porque la entrevistada de hoy, Michel Santiago coordinadora del primer seminario de Interculturalidad e Inmigración de la Universidad de Cádiz, habló bastante.

Tardaré en repetir tardes como la de hoy, pues mi tourné mundial, que va de lo pequeño a lo grande, empezando por Asturias, pasando por praga y terminando por Rochester Detroit, me tendrá enfrascado hasta el 26 de mayo. Como soy muy educado cuando me da por ahí, mis segundos finales de Voces Solidarias, que cada semana varían y son un saludo, una reflexión o unas palabras de invitación a seguir escuchando Aula Abierta en la sintonía de la Onda Local de Andalucía, han sido un hasta luego, no era para menos. Desde octubre que empezamos Inma y yo con muchos nervios y aquella entrevista a la mujer de cáritas que tampoco dijo nada relevante, han cambiado mucho las cosas para bien. Ahora me río al recordar aquél primer programa que grabamos porque yo me iba a madrid un jueves por la tarde, yo con una voz de gangoso provocada por el gran resfriado otoñal de cada año, que casi ni se me entendía y Inma, con una cinta de Minidics donde tenía la entrevista en bruto. para variar, calló una bronca del señor técnico José Luis. Al final salimos del paso, inma muy a mi pesar me dejó a la primera semana pues empezó unas prácticas mucho mejores y cambié de compañero para mi sección; acuérdate siempre Inma, que seguro leerás ésto que si la COPE no te hubiese llamado, habríamos formado un gran equipillo los dos, porque para lo mal que empezamos, teníamos dos cosas muy importantes: buenas ideas y ganas de hacerlo bien.

Cambié de compañero, o compañeros, aunque de ellos, no puedo hablar tanto pues trabajamos menos juntos, Ada tenía bastantes ocupaciones, laura prefirió seguir con su noticia de la Universidad de Córdoba y Natalia, abandonó los micrófonos para dedicar más tiempo a sus estudios. he hecho tantas semanas la sección sólo, que al final llegué a un punto que no me sentía igual haciéndolo con alguien, pues en 5 minutos, poco creo yo que pueden lucirse dos personas. En estos meses, desde el 9 de octubre si no recuerdo mal y hasta hoy, hemos tenido de todo: representantes de ONGS, presidentes de Asociaciones diversas, amigos míos que han aportado su granito de arena, profesores universitarios y hasta tuvimos a Guillermo Xiu, mexicano que hace esculturas con chocolate. En definitiva, le enseñamos a unos cuantos, que una sección de solidaridad no tiene por qué ser tan triste como para que con ese pianillo que tiene de sintonía y sus temas tratados te den al final ganas de cortarte las venas.

Durante estos casi dos meses, natalia y Conchi seguro que lo harán muy bien y traerán a buenos entrevistados con temas interesantes que contar y que por desgracia, se quedarán cortos pues cinco minutos no dan para mucho pero bueno, menos da una piedra. Mientras, yo iré de aquí para allá, de sevilla a madrid, de Madrid a oviedo, praga o Detroit acordándome de vosotros, cada lunes o viernes, reviviendo esas reuniones de los lunes en las que tampoco se decidía mucho para el viernes, porque al final todos o casi todos, cambiábamos el tema a tratar en nuestra sección. Hoy, cuando abandonaba el estudio a las 7, sentí un vacío muy grande. Tardaré unos meses en escuchar a Cristina con su forma de presentar tan cercana, a Paqui con esa serenidad que le caracteriza, la forma tan propia de leer los editoriales de Sergio, el ritmo vertiginoso de Conchi al leer sus noticias de granada y Almería, la voz inocente de isa que tanta ternura transmite y la dulce de Tamara. Son muchos más, unos están, otros se quedaron en el camino pero los que aquí nombro, son los que más he tratado. A la hora de citar compañeros, no podemos olvidarnos de los principales artífices de esto: Fernando Segundo, el jefe de todo y dicho sea de paso, encargado de dirigir, quizá el único proyecto práctico de comunicación en la Facultad de Periodismo de Sevilla y que nos deja total libertad para hacer las cosas a nuestra manera siempre y cuando no dejemos de amoldarnos a la estructura que el programa viene marcando desde hace ya 7 años y el técnico José Luis fernández, encargado de lo principal en un programa de radio, que todo suene bien y sea atractivo. pese a su carácter, hay que reconocer que técnicos como él, de los antiguos que trabajan en plan artesanal quedan muy pocos. José Luis, prometo a partir de junio, no hablarte tan fuerte para que mi voz no se cuele por los cascos y te despiste en la grabación y también tocar un poquito menos el micro mientras hablo, que hoy sin querer se me ha ido la mano más de la cuenta.

A todos, muchas gracias por hacer que las tardes de los viernes se cogieran con tantas ganas aunque estuviese el resto de semana diciéndome que no me apetecía nada ir a la radio, por todo el apoyo y cariño en los momentos más duros que también los hemos tenido, de los que todavía no hemos terminado de salir y gracias por aguantarme en los principios cuando os atormentaba con mis críticas destructivas hacia mi persona por haberme trabado un par de veces leyendo a trompicones. En junio, intentaré ser el primero en llegar y el último en irme, como he hecho hasta ahora. Mucha suerte en estos dos meses en los que yo no podré escucharos todo lo que quisiera, no olvidéis que siempre que pueda, tendréis un oyente que os lo dirá en cuanto pueda. no quiero terminar estas líneas, ya que estamos hablando de escuchantes, agradeciendo a mis habituales esporádicos: alberto, Fernando, Rafa, javi, Cristina... (incluso mi mama), vuestras reseñas al programa completo y críticas constructivas que me han ayudado a ir mejorando semana tras semana. En junio, por poco tiempo, más y mejor.