jueves, 21 de mayo de 2009

ésto empieza a acabarse

El final de este curso de capacitación para ir con perro guía se acerca y eso se va notando. Ayer, salió más de una vez el tema del avión de vuelta, los horarios, la llegada a Madrid, y el retorno definitivo a nuestras casas, unos el mismo jueves que es mi caso, otros el viernes. Por otro lado, la escuela se va quedando vacía, el domingo se fue nuestro entrañable abuelito con su labrador color chocolate, un tono que se decía había cogido por comer sus excrementos, hoy se van los renovadores, y mañana marchan otros pocos entre ellos, catalina, una chica muy simpática de Nuevo México, que al hablar español es de los pocos americanos con los que he mantenido algo de conversación. parece ser que vienen algunos nuevos a dar clase de movilidad con el bastón o a reciclar algún perro y estarán aquí la próxima semana. De hecho, mientras escribo puedo escuchar por mi ventana los silvatos que utilizan los sordociegos para llamar a los perros.

No sé si es por el estado de ánimo que tengo hoy, a cuenta de que mi madre tendrá que pasar unas dos semanas más ingresada, o porque ya estoy cansado de siempre lo mismo, pero el caso que el desayuno ha sido mejorable a mi parecer. Ha consistido en un par de gofres, un tarro de mermelada de fresa y una hamburguesa. No me pegaba mucho ponerle hamburguesa a esa masa de cuadraditos, así que le he dado una nueva oportunidad al sirope de aquí que está malísimo, viene a ser algo así como azúcar concentrado; encima, te pones perdido y por más servilletas que uses, las manos siguen igual. Al final decidí comerme los gofres con sirope y fresa y pedir un par de hamburguesas que me comí partiéndolas con cuchillo y tenedor; si hubiese tostadas, todavía me habría hecho un bocadillo con pan de ligero sabor a crema de cacahuetes o a nueces y la carne esta de no se sabe qué.

Por la mañana, aprovechando el buen tiempo, hemos ido a un parque más pequeñito que aquél en el que estuve con Dodger al poco de conocerlo. Aquí hemos hecho un recorrido cada uno sólo, pasando por dos puentes, uno de ellos de tablas y rodeando un lago que daba mucha sensación de relax escuchar sus aguas. Terminamos en unos merenderos muy sucios, a la sombra bajo un techado; los bancos estaban pasables, pero la mesa que teníamos justo delante, mejor no tocarla. Aquí nos dieron una de las últimas charlas, o creo que la última, donde se nos hablaba de la llegada a casa, el viaje y la presentación a la familia. No he podido prestar mucha atención, pues Evelin hablaba bajito, mi mente estaba en que el jueves no irá nadie a recogerme a la estación y tendré que batallar a la llegada con dos perros, uno grande y otra pequeña que moverá su rabillo de rata, me saltará y ladrará al extraño que viene comnigo cogido de la mano izquierda. También tendré que dejar la maleta a toda prisa, para que Dodger y honey se conozcan en la calle, se huelan y demás. Imagino que con los ladridos de mi pequeña salchichilla los vecinos saldrán y ya tendré la presentación hecha. Pero de eso hablaremos ya en un futuro, mezclando otras cosillas con el acoplamiento tan duro entre el protagonista de estas páginas escritas durante estos días y yo. Volviendo al paseo por el parque, comentar que empezó un poco accidentado, pues Dodger se empeñó en correr tanto, que quería ir a la derecha en lugar de a la izquierda, cuando Eli, la de la voz preciosa me fue a indicar casi que la empujo a la pobre mujer. Después parece que cogió algo de buena velocidad, pero cuando llegamos al segundo puente, estaba dave que me indicó a la derecha, yo le hice caso pero la derecha que yo cogí era para bajar al lago, así que me tuvo que gritar que parase. Una vez superado ésto, íbamos los dos tan agusto, que cuando menos lo esperaba, tuve que parar porque llegué al destino.


De almuerzo nos han puesto una sopa con carne y verduras con sabor a sopistán gallina blanca, un sanwich con carne de vaca y queso y de postre, rodajas de piña troceada. ¿No os suena a carne mala si digo carne de vaca?; al menos a mi, decir vaca en lugar de ternera, me recuerda a la carne de gallina vieja, que dicen los entendidos está muy buena para echarla en el cocido. Esta carne bueno, no estaba mal, podría decirse que es medio ternera pues para un entrepán, tampoco vamos a cortar parte de un entrecoz o un solomillo como los que comemos en España, o de esos gordos que pueden verse por aquí en bares ya preparados, o en su correspondiente bandejita si vamos al super. Tras comer, tuvimos un poco de tiempo muerto, empleado en parte en cepillar a dodger que ya le tocaba. Poco después de la una, nos trasladamos todos a la entrada principal para hacer nuestro trabajo de tarde, que ha sido una cosa muy relajada. En parejas, hemos estado practicando algo que yo tenía mucho interés, los cruces con mucho tráfico y hemos terminado en el Dankin Donust que tenemos justo en frente. Como la hora de empezar no llegaba, hemos tenido tiempo suficiente para calentarnos los sesos bajo el sol sentados en una mesa y de luchar para que nuestros perros no comieran hierba cuando visto lo visto, nos trasladamos a la sombra de un arce. Al Dankin Donust invitaba la escuela, yo como estaba acalorado me pedí un helado clásico de chocolate y joaquín, uno de coco que tenía muy buena pinta, con almendras y nueces. Qué pena, a veces por comodidad siempre me pido las mismas cosas y dejo de probar otras nuevas; ésto me pasa cuando voy a los chinos, o en las heladerías, pues tienen tanta variedad, que siempre me voy al chocolate, al turrón o a la fresa para no hacer leer al que venga la carta entera pues con tantos sabores me pierdo y encima me gustan casi todos. De vuelta de nuevo Dodger se ha empeñado en correr, tanto que nuevamente me ha puesto la cara colorá como decimos por mi tierra cuando ha querido colarse en la puerta de salida, mientras Diego estaba abriendo y joaquín esperaba. Parece que este animalejo más que en la cárcel, ha vivido en Alcosa, en casa de alguna de esas marujas que cuando el 28 aparece después de media hora, ellas salen de no se sabe dónde y le dicen al que está más cerca de la puerta "¡eh tu dónde vah que yo etaba primero primero yo y luego tu porque yo te vi que llegate hace 10 minuto y yo llevo aquí quinse"!. por cierto, felicidades a los alcoseros que ha tocado el cuponazo en el barrio, gracias a los boletos vendidos en el quiosco de la Avenida Ciudad de Chiva.

El resto de la tarde la hemos tenido libre, pues aquí el personal anda ocupado con los que se van mañana y con los que vienen nuevos, así que unos han estado en la mesa fumando y de tertulia, y otros hemos preferido estar por aquí jugando con el perro o escribiendo. Hoy me han llegado los juguetes que encargué para Dodger y ha celebrado mucho el de goma; aunque bueno, no sé quién tenía más ganas de juego, si él o yo, pues los he recogido después de la cena, cuando fui a darle las gotas de los ojos y en cuanto llegué se lo tiré, nos pusimos a jugar y no le he dado agua a las 6 como nos dijeron había que hacer. Pero no penséis que soy un desastre, pues cuando vi que no quería más juego y estaba jadeando, le di de beber, eso sí, 40 minutos después. Se ve que no estaba acostumbrado a jugar tanto, pues ahora se ha metido aquí debajo de la mesa, se ha enrroscado y lo tengo soñando a `mis piés, dando suspiros y con el ocico que le da espasmos por lo que pasará en ese momento por su cabeza. Esto quiere decir, que ya tiene más confianza en mi, porque si no, estaría ahora tumbado en su colchoneta.

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