jueves, 5 de marzo de 2009

Una reforma casi utópica

Tenía pensado escribir hoy sobre algo más alegre, pero mi lectura casi diaria de la prensa, me ha hecho cambiar de opinión. Cuando ya iba por el cuadernillo de Andalucía, que es lo último que miro de mi periódico de cabecera, me encontré con un artículo firmado por Román Orozco, del que selecciono unas líneas para invitaros a reflexionar.

"Por falta de un par de agentes que lo llevaran al hospital, José María Solano vive con un ano artificial.
Por falta de otro par de agentes que lo llevaran al traumatólogo, José María Solano arrastra como puede su pierna derecha, con un esguince de tobillo convertido
en crónico.

Por falta de tiempo ¿y de ganas? del dentista, José María Solano se quedó sin dientes y sin prótesis dental.

No es extraño que José María Solano diga que ha salido de la cárcel peor de como entró.

Cuando ingresó en prisión, en 2003, sólo tenía la nariz rota. En esos cuatro años recluido en Sevilla II, ha sufrido dos fístulas, un esguince, una fuerte
depresión. Ha perdido varios dientes.

Si José María hubiera sido atendido adecuadamente, las fístulas y el esguince habrían sanado. La depresión se habría amortiguado o desaparecido. Pero José
María no fue llevado al médico cuando tenía cita porque no había disponibles un par de agentes que lo trasladaran al hospital. No una, ni dos veces. Hasta
veinte citas médicas perdió en cuatro años de prisión".

Casos como el de José María, seguro que hay muchos, lo peor de todo, es que ´vivimos en un país desarrollado, miembro de la Unión Europea, que pide el cumplimiento íntegro de condenas, como la impuesta al asesino de mi antigua vecina Marta del Castillo, o al violador de mi gran amiga Cristina Fanjul. Estoy a favor del cumplimiento íntegro de las condenas, o mejor, de la cadena perpetua para ciertas personas que por sus hechos, demuestran no tener una reinserción segura en la sociedad, pero también quiero que los presos, dentro de las cárceles, tengan un trato digno, no de hotel de cinco estrellas como se dice tienen los etarras, pero sí con unas condiciones de vida mínimamente básicas. Vale que han cometido un delito más o menos grave, pero la constitución y las leyes penitenciarias, si la memoria no me falla, garantizan un derecho a una asistencia sanitaria digna, igual que la dispensada a los ciudadanos libres. Si los jueces salieron en huelga hace unos días para denunciar la precariedad de los juzgados, creo que los siguientes si salieran más informaciones como estas a la luz serían los funcionarios de prisiones. Por todo ésto, la reforma de las leyes para que ciertos personajillos cumplan íntegra su condena, me parece a mi que está a años luz. No por eso debemos de cesar en nuestro empeño de recoger firmas para lograrlo, pues si nos cruzamos de brazos, aún más lejos quedará esa meta.

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