viernes, 13 de marzo de 2009

Cambio de aires

Se nota, se siente, ¡la primavera ya está presente!. ¿Ha avisado el Cortinglé?. Al menos yo no lo he escuchado, también es que últimamente escucho poca radio, las horas muertas del autobús suelo pasarlas entre las páginas de últimas tardes con Teresa, de Joan marsé, un librito muy entretenido con el que sin querer de camino a la facultad, se me ha escapado alguna exclamación o eso me ha parecido, y al momento he recordado que iba con 80 personas más camino del laboro. precisamente, esta mañana, cuando el C2 empezó a arder por la zona del teatro central, estaba yo tan ensimismado con mi libro, que me di cuenta cuando el autobús ya estaba casi vacío que la gente se estaba bajando para seguir a patas.

Os pregunto hoy amigos si habéis escuchado algún anuncio en el que digan aquello de "ya es primavera en el Corte Inglés" pues yo no, el caso es que otros años la anticipan a un mes antes, como las navidades que nos dicen que tenemos que ser consumistas caritativos desde que la Mari Pili se va a dormirla a su basílica zaragozana, allá por el 13 o el 14 del mes que marca el principio del otoño. El gran centro comercial no nos ha avisado del cambio de estación, pero yo ya lo llevo percibiendo desde hace unos días para gran fortuna. Decía mi vecina el otro día en la puerta mientras dejábamos a nuestros canes corretear que hemos tenido un invierno feísimo y yo pensaba ¿y qué invierno es bonito?. me sientan fatal la lluvia, de la que huyo como un gato de un cortauñas, el frío mañanero que te cala hasta los huesos y el nublado, que me provoca un dolor de cabeza y una apatía que persisten por todo el día.

Al fin parece que eso se aleja, llevamos una semana en la que merece la pena salir en sudadera a las 7 y cuarto de la mañana, pues sabes que el abrigo sólo vas a usarlo los cinco minutos de rigor que toca esperar el bus en "La nevera", nombre que doy a la parada de autobús de mi barrio, entre Carrefour y parque Alcosa de toda la vida. Al mediodía, estás deseando plegar la banca para bajarte a la puerta aunque sea a llamar por teléfono y las tardes de clase, no son tan duras porque el clima, invita a salir de casa. La gente tiene otro carácter,se muestra más habladora, incluso te saluda alguno que no veías desde junio pasado! y no te lo piensas tanto cuando te dicen aquello de "vamo a tomá argo ahí enfrente". En definitiva, este nuevo aire que está llegando y lo cogemos con el gusto del fresco de una mañana de julio a eso de las 8, nos da muchas razones para sentirnos felices: su olor a incienso y flores de todo tipo, que ya se deja notar por esta gran ciudad con un pequeño aire de pueblo, son algunas. Ahora, sólo falta que nos digan un sábado en el telediario, que tenemos que cambiar la hora y dormiremos una menos, pero eso no me importa, porque se confirmará que al fin se van los saboríos del otoño y el Invierno.

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