jueves, 16 de abril de 2009

Primeras impresiones de praga

Esta mañana a las 6 y cuarto, no mucho después de dejaros la primera crónica viajera, sonó el despertador. Con mucha pena pues se estaba comodísimo en aquella habitación, recogimos lo poco que quedaba fuera de las maletas y de una carrera llegamos al microbús que nos transportó al aeropuerto. Tras facturar el equipaje, nos fuimos a desayunar un café asquerosamente malo, de los peores que he probado en mi vida para luego hacer tiempo paseando por los pasillos de la T4, donde encontramos tiendas de grandes marcas de ropa. El avión para variar se ha retrasado eso sí, el despegue y el aterrizaje han sido perfectos, casi ni se han notado. si hay que poner más contras al vuelo, pongo dos: los niños pesados que no callaron durante todo el viaje impidiéndome dormir y la incomodidad de los asientos, de cuero, pero estrechísimos y con muy poco espacio para poner las piernas. Con los chavales que he tenido hoy como compañeros de viaje, he comprendido que algunas veces hay gente que quiere dormir y nosotros somos iguales, porque no paramos de darle a la singüeso con lo que todos se enteran de nuestra vida y milagros.

La primera impresión que he tenido al bajar mientras esperábamos maletas y guía, es que la República Checa es un país que se ha europeizando a pasos agigantados; el idioma es quizá la única diferencia más notable. Por lo demás, los coches son modelos similares, naturalmente podemos ver mucho Skoda que para eso la marca es de aquí, las calles también son muy parecidas y también recuerdan al metrocentro algunos tranvías. Por cierto, ya que estamos me resulta curioso que este medio de transporte circula junto a los coches, en un carril que tienen especial para ellos; cuando cruzas la carretera tienes que andar con cuidado por dos cosas: las vías de esos trenes que pasan tan de continuo, y el poco tiempo que tienen los semáforos para que los peatones podamos pasar. El tranvía es el medio de transporte junto con el metro más usado, no he visto en el poco tiempo que llevo por aquí ningún autobús urbano; se recomienda por todo el mundo no coger taxis en este país, pues son bastante corruptos timando incluso a los propios checos. No quiero olvidarme en estas primeras sensaciones de los semáforos adaptados, que utilizan un sistema muy curioso tipo intermitente para indicarnos cuando sí o no podemos cruzar: si el tic tac suena ´más rápido, podemos y si en cambio suena más lento, toca esperar. Hay que fijarse bien porque suena muy bajo

Como hemos llegado tarde, tocó visita a ese restaurante que tiene sucursales por todo el mundo, donde te dan de comer a cualquier hora una hamburguesa que no huele a nada y cada vez más pequeña, no es otro que el Mcdonald, establecimiento que en praga hay que rebuscarlo. De paso, mientras llegábamos, hemos hecho una panorámica rápida a la urbe donde vamos a estar una semana. La comida lo de siempre, menú de hamburguesa de pollo con cocacola y patatas fritas. Aquí se nota la globalización, pues esto mismo tiene un sabor igual si lo tomas en Sevilla. El precio, algo más elevado, 145 coronas checas, que al cambio vienen a ser unos 6 o 7€ teniendo en cuenta que 1€, moneda que se va a adoptar aquí en breve, viene a ser unas 26 o 27 coronas según el día. Si tenéis pensado viajar en un futuro, mirad bien las cuentas pues los checos piensan que el turista es millonario y viene aquí a gastar y te pueden redondear una o dos coronas al alza, como nos ha pasado esta tarde en un supermercado. Hoy nos iremos pronto a la cama, pues somos chicos formalitos y encima estamos faltos de sueño. Mañana, mientras Fernando se ducha, os contaré como ha sido nuestro segundo día donde haremos nuestra primera excursión en serio, la cuál decidiremos ahora en asamblea soberana; espero que mañana nos acompañe el mismo clima primaveral al estilo de Andalucía a finales de mayo o primeros de junio que nos ha recibido.

No hay comentarios: