jueves, 9 de octubre de 2008

Y mañana, al fin el reencuentro

Si hace unos meses tenía ganas de que llegase un día sin fecha para volver a vernos, conforme se acerca la noche del 10 de octubre, fecha que creo va a ser inolvidable, los minutos del reloj se me hacen más cuesta arriba.
No, no es ningún amor por ahí perdido, es algo aún mejón toavía, después de ....9 años? Alberto y yo nos encontramos en Madrid.
Visto está que cuando se pone empeño en una cosa se consigue, pues esta amistad ha sido una de las mejores que he hecho en mi vida; cuando nos conocimos allá por 1998, lo primero que pensé es "éste y yo nos vamos a llevar bien", en seguida conectamos y no paramos de hablar como si fuésemos amigos de la infancia, de esos con los que te peleas porque no te da un puñado de gusanitos pero al momento estás jugando a correr con la bicicleta o qué sabe dios. Luego, los caprichos del destino, una carta sin respuesta allá por 2001 y no sé cuantas cosas más hicieron que injustamente perdiésemos el contacto, él volvió a su Coruña, yo a mi Sevilla, pero iniciamos un camino paralelo, los dos estudiamos periodis´mo, él trabaja para los deportes de la Radio Gallega haciéndolo magníficamente bien, yo estoy empezando a dar mis primeros pasitos en lo que me sale, y todavía voy con el tacatá.
El curso pasado, creo que por marzo o abril, di casualmente con su dirección de correo en un foro de estos de intercambio, al estilo www.vagos.es; le escribí y retomamos la amistad como si nos hubiésemos despedido un día antes para recogernos porque al día siguiente había que madrugar y hasta hoy, las conversaciones vespertinas en el messenger se han convertido en una auténtica terapia para desconectar de la aplastantte rutina diaria que acecha cada vez con más fuerza. Ojalá la historia pueda continuar por mucho tiempo, pues hay muy pocos amigos de esos que estás deseando de verlos para desembuchar las 24 horas de conversación continuadas que tienes prestas desde que dices hasta luego, un abrazo.

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