viernes, 10 de octubre de 2008

los límites del humor

Todos sabemos quién es José Antonio Abellán, ese hombre que da voces en la radio, que hace mucho presentó un programa infantil en la SER, hizo radiofórmula, y también, hay que reconocerle que fue el que inventó el fenómeno de las bromas telefónicas, ésto último no sé si fue en su etapa de la Jungla de Cadena 100, o antes.

Cuando pasó a dirigir los deportes de la COPE, le dio a sus colaboradores más cachondos la sección el radiador, dentro del programa nocturno el Tirachinas, dónde se repasan los gazapos de la programación deportiva de las distintas emisoras y suele terminarse con un montaje musical o una broma telefónica.

No es la primera vez que por hacerse los graciosos sobrepasan los límites, recordemos la llamada del imitador de Zapatero al auténtico presidente de Bolivia, la llamada que hicieron a Luis Bangal suplantando a José María García o el cruce de líneas entre los ex jugadores del Betis y el Sevilla Benjamín y Francisco Gallardo. Después de todo este royo, me centro en la última que parece va a traer cola, al menos para mi ha sido de muy mal gusto.

Al parecer, el pasado sábado un oyente de Zamora llamado Matías, ganó un hipod, con tan mala suerte que este señor no sabía que era realmente el aparato. Los chicos del radiador, telefonearon al buen hombre el pasado miércoles creo recordar, haciéndose pasar por el encargado de paquetería de la Cadena COPE, diciéndole que al día siguiente tendría el aparato en casa, que estuviese pendiente pues pesaba unos 300kilos. Al día siguiente, vuelven a llamar y Matías les dice que se ha pegado toda la mañana esperando con cuatro hombres para descargar e instalar el cacharro; ese día, el oyente empezó a notar que le estaban vacilando pero esta gente tienen cuerda para rato, ayer fue el mismo Abellán en persona el que llamó a Matías para preguntarle si había llegado el hipod de las narices. Esta mañana pude escuchar en Radio Marca un estracto de la conversación y es una vacilada continua, sobre todo por parte del superbaby que llegó a preguntarle si en Zamora tenían internet ¡y todo por no saber que era realmente un hipod!.

Yo lo siento, a lo mejor puedo ser un malafollá, un malage o lo que sea, pero me parece que el humor tiene unos límites y con reírse durante una semana de un pobre agricultor, lo único que están consiguiendo es avergonzarlo y reírse de aquellos que por circunstancias de la vida, nacieron en un pueblo pequeño y no tuvieron más remedio que apechugar con lo que había. Espero que algún día cambien un poco ya la fórmula humorística porque está empezando a oler a rancio.

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