miércoles, 6 de enero de 2010

Días de empacho

Estos días que hoy terminan, son para mi los que más se repiten de todos. Como cuando llegas a un banquete, cojo las fiestas con ganas porque me rencuentro un poco conmigo mismo, aprovecho para intentar retomar el contacto con quienes lo perdí por dejadez, ejercito mis mandíbulas y estoy en compañía de familiares y amigos que quiero. Hasta la nochevieja todo bien pero luego, una vez me tomo las uvas y celebro la entrada del nuevo año, cuando me levanto el día 1, siempre siento el mismo deseo, el mismo empacho. Desde ese día y hasta hoy, solo quiero que se acaben estas “¿fiestas?”.

Los primeros días de enero son como los últimos de diciembre, no sabes si es martes, si se trabaja… y al fin, llega el 5. Todos salen a la calle a recoger caramelos, a contagiarse de la ilusión infantil y yo, me detesto a mi mismo, y siento nostalgia. Como decía Manuel Machado, quiero volver a ser niño para sentir ese pellizco que dan los magos de oriente. Este año han sido otras circunstancias pero los pasados, como los que me rodean no lo sienten, me quedo sólo con esas ganas. Sólo y casi incomprendido, porque unos dicen que eso es una cosa infantil y otros no saben esperar al día seÑALADO PARA DAR LOS REGALOS. Cuando todavía mi madre se encontraba bien de salud, conseguí transmitirle esa ilusión y un año, recibí mis presentes en el salón tal día como hoy por la mañana. Por mi parte, sus regalos los dejaba en casa de mi vecino para entregárselos en su momento. Este año, no ha podido ser y por eso, ayer no pude soportar la hora de los fósforos de Carlos Herrera pues me invadían la pena y la rabia y hoy, tras mirar la hora, encendí mi transistor y lo apagué al poco pues en todas las emisoras salían niños y otros no tanto, contando lo que les habían traído esos tres hombres mayores que trabajan una noche al año y de los que luego no sabemos nada más hasta el momento de escribir la carta con los deseos materiales. Una gran tristeza me vino esta mañana al notar, que sentía rabia, de aquello que a los demás alegraba porque yo no la tenía y eso me hizo desear con más fuerza que las horas pasasen rápido para dar paso de nuevo a la rutina y a la llegada de las rebajas, pues no hay nada más ruín y doloroso, que entristecerte con lo que alegra a los demás. Por eso, aprovecho y si el rey Melchor que es mi favorito o los 3 juntos leen esto ya dejo mi petición para los próximos 365 días.

Queridos reyes magos:
Hace muchos muchos años que no os escribo, pero todos los años me acuerdo de vosotros. Seguro que como sois mayores y sabios, os acordaréis de mi, de cuando era un mico de 6 años que os escribía allá por octubre, cuando en Radio Sierra Norte empezaban a anunciar los mantecados de Cazalla con la canción de navidad de Perales de fondo. Siempre me tragísteis todo lo que pedí incluso hasta me dejábais gratas sorpresas. Sé que sois buenos y tenéis un gran sentido del humor, pues un año, al final de la carta, os puse en una posdata que a mis padres les tragéseis carbón y el deseo se cumplió; al final fui yo el que se terminó zampadno los dos pedrosos poco a poco, noche a noche cuando el hambre se me presentaba de madrugada algo, que todavía me sigue ocurriendo.

Este año, os vuelvo a escribir pero no os pido cosas materiales. Como mi fe es nula y esas historias del niño aquél al que le disteis oro incienso y mirra me suenan un poco a hueco, os pido para el próximo año que me traigáis mucha ilusión, alegría y sobre todo, que los malos sentimientos, no me afloren como hasta ahora en vuestro gran día. En definitiva, que la alegría y la ilusión que hasta ahora me ponían de mala leche cada 5 y 6 de enero, llenen mi corazón y que al menos por unas horas, vuelva a sentirme como el niño feliz que fui.

4 comentarios:

Joan dijo...

Pues me da a mí que no eres el único que le gustaría vivir esas fechas igual que cuando era niño, porque la ilusión es eso, ilusión, se sea un niño o un adulto, y aunque la historia de los reyes es más bien infantil, a todos nos gusta por unos días volver a ser niños y vivir el dia 6 de enero con esas ganas de recoger algun presente, aunque sea la mayor chorrada que pueda caer, simplemente recoger algo que alguien nos haya regalado en este día. Entiendo perfectamente como has recibido el día de hoy este año y los años anteriores por lo que comentas, sobretodo porque prácticamente todo a nuestro alrededor se llena de la alegría de los más pequeños y espero que, si finalmente por desgracia no recibes ningún regalo en el día de hoy, al menos las horas te pasen deprisa para que pueda seguir su curso el año que hemos empezado, y sobretodo contando con lo que les has pedido a sus 3 majestades de oriente, que no me cabe duda de que te lo concederán porque te lo mereces, simple y llanamente.
De entrada, ya sé que no es ningun regalo material de los que se reciben en el día de hoy, pero te regalo un abrazo enorme.

Verdial dijo...

No dejes que se te pierda esa ilusión que tenías. Sabes, al final es una de las pocas cosas que nos queda de la infancia y que nos hacen retornar a ella, aunque muy en el fondo nunca dejamos de ser niños.

Te he visto a través del blog de Sevillana y me gusta lo que escribes. Te he enlazado, espero que no te moleste.

Saludos

Jorge dijo...

¡Hola!:
Es un gustazo leer comentarios pero aún más cuando los hace alguien nuevo o que hace mucho no escribe, así que no me resulta para nada molesto que me enlaces, todo lo contrario, es un honor.
En cuanto a la ilusión perdida, la daba por perdida pero bueno, creo que nunca es tarde para recuperarla.
Un saludo

Anónimo dijo...

Hola Jorge! Pienso que la ilusión es fundamental para vivir, pero no por lo material sino por las cosas que no tienen precio; un beso de la persona que quieres, una sonrisa de tu hijo, poder disponer de tu propio tiempo para pensar e incluso escribir..Cosas como estas me ilusionan todos los días, soy de las que pasan página y se quedan con lo positivo.La vida pasa volando y hay que disfrutarla también soñando...Saludos Myk.