sábado, 13 de junio de 2009

vislumbrando el fin de una etapa

Como anuncié el miércoles, ayer tuvo lugar mi ceremonia de graduación con lectura de discurso incluida. Este tipo de actos, van cobrando cada vez más protagonismo en España, aunque todavía queda mucho para acercarse a la importancia que se le da en Estados Unidos. Ya lo dijo Julia Otero en su radio de Julia allá por 1997 una tarde calurosa de julio mientras comentaba las noticias con maría José Sastre, locutora que ahora está en la que será mi casa radiofónica por unos meses Punto Radio, "cuando Estados Unidos se resfría, europa estornuda", y esto de las graduaciones es prueba de ello. Hay una cosa por la que me alegro de que el contagio no haya llegado a mayores, pues en América te gradúas cuando te licencias con lo qu epuede que no te toque con tus compañeros de siempre, en cambio, aquí te gradúas cuando terminas el último curso y puedes hacerlo con asignaturas pendientes. No sé como estará al otro lado del Atlántico la cosa, pero creo que lo primero que habría que hacer aquí para que estos actos cobrasen más importancia es permitir más invitados. en mi caso, sólo dejaban tres por alumno, algo que creo la gente respetó muy bien. Creo que muy pocos tuvieron qe contemplar el acto desde el salón de grados, pues tenía previsto instalarse una pantalla. Yo por mi parte además de a mi madre invité a una tía mía por familia de padre, la única con la que tengo más trato de esa rama que vino con su marido y a mi madrina, que estuvo apunto de venir pero su viejo Citroen AX del 92 decidió pararse en el Alamillo dejándolos tirados a ella y su hija. ¡Me quedé sin ver a la María del Mar!, esa niña tan simpática a la que tanto le gusta comer en los bares como a mi de pequeño, que prefería los chocos y los boquerones del Carlos o de Mazagón a los que hacía mi madre. pero bueno, mi cuñada también cuando se casó soñaba con un coche de caballos y al final tuvo que conformarse con un Mercedes Clase E por un fallo del cortijo donde se celebró que lo apuntó para el día siguiente. así que nada, os tocará venir aquí a estrenar el vestido y yo a ponerme otra vez el traje la corbata y la banda que por cierto no sé donde la guardó maría Manuela porque al terminar el acto lo primero que hizo fue quitármela.

La elaboración del discurso fue sencilla, al final todas las ideas que tenía en el voceto no sirvieron de mucho, pues lo único que dejé en pié del medio escrito en Rochester fue el saludo protocolario. Pensé en ponerme en serio el lunes, como mi madre no llegó ese día lo aplazé para el siguiente y luego al siguiente. Como no tengo una abuela que me diga que soy er mejón der mundo y esas cosas, tengo que confesar que me siento muy orgulloso de mi pieza elaborada al estilo Fari o Lope de Vega, oséase en poco tiempo. Creo que si al final llego a tenerlo montado desde antes, puede que me hubiese quedado más largo, pero no tan bien. Tampoco era plan de extenderse demasiado, de eso ya se encargó Ramón reig que en su gran discurso de profesor donde aludió la crisis, la precariedad del mercado laboral y su labor como docente empleó casi una hora del acto. si por un casual alguien que visite esta página tiene el duro reto de como yo dar unas palabras en su ceremonia de graduación, le aconsejo que como protocolo, comience la disertación con un saludo donde de mayor a menor, por rango de importancia se cite a los presentes; autoridades, profesores, personal de servicio, compañeros e invitados fue en mi caso. Es conveniente introducir al principio, al final o durante la alocución alguna cita célebre de un autor que nos guste, o el fragmento de una canción donde haya relación con lo que estamos hablando; ésto causa muy buena impresión, puede parecer que somos como decían antiguamente muy leídos o cultos y ayuda a que la atención del público no baje. La duración es libre pero sin pasarse claro está, eso sí, si queremos extendernos mucho hay que tener muy en cuenta el ritmo, algo que si también dura unos diez minutos como el mío debe estar presente; para conseguir esto debemos alternar cosas alegres con otras más emotivas, para que en un futuro deje la mayor huella posible en las memorias de los asistentes. La risa no puede dejarse a un lado como ya he dicho, pues sirve para desembarazar un poco lo pasteloso de las emociones que en exceso podrían hacer que el auditorio perdiera atención, así que por si no ha quedado claro, hay que echarle un poco de sentido del humor a la cosa además de solemnidad eso sí, guardando una coherencia, no vale contar chistes que no vienen al caso. Personalmente, una cosa que no quise hacer y que si hizo mi compañera en su alocución y que no me gustó, es el exceso de alusiones personales, pues debemos tener en cuenta que nos dirigimos a todos los compañeros y a unos los tratamos más que a otros, también están los invitados a los cuáles no conocemos en su mayoría y si nos ponemos a hablar demasiado de nosotros mismos, puede que también la atención se pierda. Lo que intenté plasmar en mis palabras fue mi vocación periodística y como estos cinco años (seis en mi caso algo que no resalté pues me dirigía a gente más aplicada que yo) han pasado como un suspiro y dar ánimos para el futuro que se nos avecina. la emoción me hizo citar a aquellas personas que más me han marcado en estos cinco años, algo en lo que no me entretuve pues también hubo que dar una obligada mención a familiares y amigos presentes en el acto y a aquellos que me han influido profundamente en mi vida para llegar hasta aquí pero que se marcharon para siempre. Otra cosa que aconsejo evitar para próximos discursos y ya esto es lo último que critico de mi compañera Cristina, es algo que pudo estar muy bien pero que se me hizo pesadísimo porque se le notó demasiado que estaba leyendo y porque creo que aunque se intenta hablar de todos los presentes siempre hay alguien que se queda fuera, es el caso de Silvia y Teresa, que se graduaron con nosotros pero han estado en grupos distintos y sólo les quedan tres asignaturas. Esto que critico es contar una anécdota relevante que le haya sucedido a cada grupo de amigos de clase; en cinco años la gente baila mucho de compis de cafetería, fumadero y banca, pues ya se sabe todo no es de color de rosa y cuando se hace algo así hay que intentar como hicimos nosotros, tener algo en lo que estuviésemos presente los siete que nos juntamos, algo difícil y más en estos últimos años pues cuando no Julia faltaba por sus prácticas, yo estaba enfermo por ejemplo, Laura tenía que cuidar a su abuela... Cuando yo llegué a esta clase dentro de nuestro grupo que ahora ha quedado en siete había subgrupos, pero todos juntos llegamos a ser 12 o 13. Con el tiempo, unas tiraron a la tarde, otras siguieron de mañana pero se desvincularon y otros, quedaron en medio ni con unos ni con otros, así que lo de las anécdotas por grupitos creo que es totalmente prescindible, para evitar malos royos del tipo ¡eh que a mi no me nombraste! o sentimientos de marginación para con los que por circunstancias no están en clase todos los días pero si se gradúan. quizá si se hubiese dicho más natural habría estado más atento. Así que otra cosa muy pero que muy importante, la forma de hablar, si leemos debemos de intentar a toda costa que no se note, y esto tengo que decir que me salió muy bien quizá por la experiencia cogida en radio durante este curso. Si el tono no es natural, la atención de los receptores puede perderse desde el principio y no retornar. Todo no fue perfecto, pues al pasar los papeles me trabuqué algunas veces y también cuando llegué a un párrafo donde las líneas se montaban pero bueno, eso me está bien hecho por no haberlo ensayado más tiempo porque pensaba que si lo hacía, iba a ponerme más nervioso.

El resto del acto tuvo trozos más llevaderos y otros soporíferos, caso de este segundo ejemplo es la presentación del CD donde se encuentran los currículos de los alumnos, donde se mostró un documental super visual con la facultad y luego la bicedecana hizo una demostración de como se manejaba este soporte. el discurso de ramón reig fue el perfecto, algo largo, con ratos más aburridos hizo que mantuviésemos la atención casi en todo momento; destaco el chiste que contó de paco gandía, con una leve imitación incluida y todo sobre el que va a buscar trabajo y le ofrecen estar de chófer, casero y jornalero en una finca que ejemplificaba muy bien lo que se nos pide ahora a los periodistas, lo que Antonio Burgos llama el periodista navaja suiza". No puedo dejar de agradecer la mención que me hizo casi al final cuando después de despotricar de forma coherente sobre la universidad, los políticos y los poderes económicos establecidos resaltó que pese a todo, merece la pena levantarse todos los días para aprender de nosotros. Ya sólo me falta hablar del discurso del decano, al que no le presté mucha atención pues ya estaba con la euforia de las felicitaciones recibidas al bajar para colocarme en mi sitio para esperar un largo rato a que cada uno de los alumnos recibiera su título y se le impusiera la banda, algo que a mi al ser protagonista de excepción de esta ceremonia me tocó en último lugar junto con mi compañera Cristina. Ese largo rato hizo que no tuviera muchas ganas de seguir escuchando discursos y pensar sólo en salir fuera a la cafetería a tomar algo y charlar con la gente. Bueno, tampoco quiero dejar a un lado las intervenciones de Fernando a quién galardonamos como mejor compañero, al que se le notó algo nerviosillo en su intervención pero no por eso dejó de ser bonita y emotiva, la breve de Pepe el técnico que por cierto, me prometió una mañana que me iba a invitar a churros y la de Paco Baena, que fue quién nos impartió Historia del periodismo Universal en 3º y a quién premiamos como mejor profesor y que dijo unas palabras muy sinceras. entre otras cosas, dijo que "alguien que acaba de empezar su labor docente no se merece este galardón pues para recibirlo hace falta tener un vagaje importante". aquí se demostró el cariño que le procesaban muchos y la atracción que algunas sentían hacia él. Entre las cosas a mejorar por mi parte, me quedo con las reglas estas de protocolo pues en actos de este tipo hay que evitar ciertos gestos típicos de cada uno, dígase por mi parte el tocarme excesivamente la barba y el pelo, o mirar el reloj como síntoma de aburrimiento. menos mal que no fumo, pues hubo momentos tan royazos en los que si hubiese estado enganchado al vicio me habría empezado a comer las uñas y a mover la pierna rápido como señal de que quería salir de allí para echar humo. pero afortunadamente, no soy esclavo de esa cosa tan pequeña, ¡anda que si lo fuera que voz más fea tendría con el vozarrón de radio que tengo yo!.

Al terminar el ceremonial con las palabras de "queda clausurado el acto de graduación del grupo de Periodismo A promoción 2004-2009, nos dirigimos a la cafetería de la facultad para tomar un merecido refrigerio. Mi cerveza tuve que tomármela corriendo, pues al poco de sentarme con mi familia en una mesa vinieron a buscarme mis compañeros para retratarnos. Ya de paso, me fotografié con más gente. En todo momento mucha gente me paró para darme la ennorabuena por las palabras, algo que hizo aumentase mi estado de euforia, incluso los padres de algunos compañeros se pararon a saludar a Dodger y hablar conmigo. Como mi madre andaba pachucha con el estómago, nos volvimos a casa en seguida; al llegar aquí, me sentí como un niño pequeño sin amiguitos con quién jugar pero con muchos juguetes, la noche era propicia para salir a cenar, llamar a los grandes amigos y contagiarles mi alegría, algo que pude hacer a medias pues uno de los mejores, llámese Juan Antonio quien al final no pudo asistir no me cogía el teléfono quizá porque no tenía ganas de hablar, o porque estaba leyendo. Bueno, hoy me llamaste tu para contagiarme de tu alegría por el ascenso del jerez y te he hecho lo mismo porque no tenía el móvil a mano.

Yo pensaba que durante el acto iba a estar más nervioso eso sí, no es que estuviese sereno todo el rato. Los mayores momentos de nervios, vinieron al principio, antes de ponernos de pié para recibir a las autoridades con la música solemne de fondo, a la hora de hacerme las fotos en el escenario con las autoridades y cuando me impusieron la banda, que ya no supe si dar la mano, un abrazo o qué. Para evitar otro acelerón de pulsaciones en mi corazoncito, evité y conseguí no pensar en el respeto que te da pensar que tu estás encima de un escenario y justo abajo tienes a más de 100 personas escuchándote.

Quien esté interesado en ver el acto después de lo aquí leído, en la videoteca de la facultad podrá encontrarlo en DVD dentro de muy poco tiempo. Ahora, toca volver a los apuntes y libros, que nos están esperando para empezarnos a preparar en serio los exámenes de este cuatrimestre que si los aprovamos, ya si que seremos todos licenciados, (no sólo graduados) y la nueva etapa que como el nuevo día de la canción infantil de Serrat se va colando de contrabando, dejará atrás a ésta que poco a poco va tocando a su fin. Ahora, a partir de julio a mentalizarnos que tenemos que tirar para alante, que por detrás empujan compañeros de cursos anteriores que también como nosotros, quieren hacerse su hueco y si no nos movemos, estos cinco años tan vitales se quedarán en nada.

No hay comentarios: