martes, 8 de febrero de 2011

Historia real ocurrida hace 365 días

Era lunes, 1 de febrero. Mientras picaba algo en casa de un gran amigo el teléfono sonó. Era un número oculto; ¿Lo cojo? "bueno, de la universidad suelen llamar con número privado". Al otro lado, me informaban que había sido seleccionado para unas prácticas en Canal Sur Radio.. Inmediatamente, aquél día cambió de color. Casi que también inmediatamente, cancelé los trámites que estaba haciendo para entrar en un periódico. Hasta el lunes siguiente, los días pasaron sin nada reseñable que contar. Por fin, llegó la hora.

Mientras iba en el autobús, pensaba que estaba a punto de lograr la gran meta que me marqué hace tiempo en la carrera. Me marqué otras menores que no se cumplieron, pero en cambio otras algo mayores en las que pensé menos, si las alcancé. La rampa del puente de la varqueta empezaba a notarse y a la vez, mis nervios crecían. ¿Y ahora como entro yo si en esta parada no suele bajarse nadie?. Al momento, percibí que no iba a bajar sólo lo que nunca pensé, es que María y yo íbamos al mismo sitio y que María, era conocida de la facultad. Es de esas personas que por su forma de ser, a pesar de haberlas visto una vez no te olvidas de ellas.

Había pasado varias veces ese arco de seguridad, y por qué no decirlo, había soñado pasar por él muchos días seguidos. Y así sucedió. Tras una breve espera, pasamos al despacho de la jefa de informativos. En la radio, sonaba un anuncio que quizá será antológico cuando pase el tiempo como aquél de "muebles Manuel Espejo en Puente Genil los mejores precios de todo el país....", muy recordado en el centro de Andalucía. El anuncio en cuestión, era el de supermercados el Jamón. No recuerdo la oferta de aquella semana, pero no me extrañaría que fuera la cinta de lomo fresca a 3,79€ el kilo. La recepción y la asignación fue rápida. De aquél momento, conservo y espero no p'erder mi tarjeta de fichar, que fue la única que tuvo que hacerse con papel reciclado quizá, porque a mi me la hicieron el último. Tras una breve vuelta a casa para comer, retornamos al pabellón de Andalucía. En la vacía redacción de deportes, lugar que sería mi casa laboral durante los próximos 6 meses, el oyente pasó al otro lado del receptor. Allí estaba David Gallardo, un tío grande en todos los sentidos. Lo que sucedió después o algo parecido, ya lo narré en otra página anterior de este cuaderno. Recuerdo con cariño aquél día. Eso sí, hay una cosa que no me gusta tanto recordar, que no es otra que los lógicos nervios de los primeros momentos de trabajo. Aquella inseguridad, afortunadamente duró poco gracias al apoyo de aquellos que tanto me aguantaron y que en poco tiempo, pasaron a ser mucho más que compañeros.

Un año después, estoy en puertas de poder cerrar mi expediente académico convirtiéndome al fin, en un licenciado en periodismo. Mi sueño está cerca de cumplirse y ese sueño, quizá si no os hubiera conocido, no se abría cumplido con la misma ilusión. Empezásteis siendo mis compañeros, sois mis amigos y lo mejor de todo, mis maestros. Gracias por todo lo aprendido en aquél tiempo que hoy recordamos y gracias, por seguirme enseñando cada día, como se inventa la buena radio cada día.

2 comentarios:

Rosa Negra! dijo...

Ei!, Rafael!, digo Josh!, como te va!, ahora me engancho de nuevo y.... Para intentar seguirlo todos los días!.
En primer lugar te animo a que sigas así, a que cumplas tus metas, y a que dejes que tus sueños se cumplan también: porque la persona que se propone algo, tiene que insistir e insistir, y ese eres tú!, seguro que lo consigues!, ánimo!.
Uf!, me siento identificada con este post: ya que yo, también lo pasé fatal mi primer día vendiendo cupones, durante los veranos y en mis prácticas de Teleoperadora, pero tube y tengo la suerte de rodearme de compañeros que, me ayudaron a calmar mis nervios, a hablar más correcta y a hacerme con el teléfono, que, algunos pensarán que es fácil, que no es nada, o que está tiráo, pero no lo es. En mi caso hay que tener paciencia, mucha, diría yo, pero con lo que realmente me quedo y recuerdo, es con esos nervios rodando por el estómago, con esa curiosidad mientras viajaba en el metro y con las palabras y consejos de cada uno de ellos que yevan una larga trayectoria profesional.
Actualmente me gusta lo que ago: pero no olvido mis comienzos y cada día, sigo aprendiendo algo nuevo. Me gusta seguir leyendo el libro de la sabiduría aún, porque pienso que se debe seguir aprendiendo.
Besotes!

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