jueves, 6 de mayo de 2010

Mientras anochecía

Por fortuna, ya son los días más largos y eso nos permite estar más tiempo disfrutando de nuestras calles y terrazas con su rico olor a flores. Estaba en uno de esos momentos de placer, cuando sonó el teléfono de casa. Era mi madrina también lectora de este blog, la que llamaba para preguntarme si conocía a Juan Miguel Vega. Claro que lo conozco, es compañero mío de la radio y colaboro con él cuando tengo turno de mañana en su programa RAI DeporTES, QUE SE EMITE DE LUNES A VIERNES DE 1 A 2 DE LA TARDE A TRAVÉS DE LA veintena de frecuencias de Radio Andalucía Información, por TDT desde hace un par de días y por internet en www.canalsur.es. Además de ser un monstruo de las ondas, Juan Miguel es columnista del Diario el Mundo en la edición de Andalucía. La columna en cuestión, lleva el antetítulo de intramuros.

¿por qué preguntaba mi madrina si conocía a este buen amigo?. Pues porque en el artículo de esta semana, me menciona directa pero indirectamente. Para que no se pierda el artículo, (a no ser que entre un pirata y me borre el blog) lo dejo por aquí haciendo corrección a unos pequeños erratas que podrían generar polémica y malos entendidos y como no es cierto eso, me tomo la licencia de hacer una ligera modificación al texto.


MIENTRAS ANOCHECÍA

Juan Miguel Vega (El Mundo, 5 de mayo de 2010)

La mujer se puso a llorar cuando el vendedor de cupones le dijo, de golpe, porrazo y sin anestesia, que le habían tocado quince millones de euros. Era multimillonaria y ella tan tranquila. Iba caminando por una calle de Dos Hermanas, ajena por completo a la azarosa circunstancia que había hecho cobrar ese desorbitado valor al pequeño trozo de papel que llevaba en el bolso, cuando recibió la buena nueva. A partir de ahora ya no se tendría que preocupar de la hipoteca, de llegar a fin de mes, de la letra del coche o de cómo pagaría el veraneo. Claro, se puso a llorar. Quiérase o no, su vida ya no sería como antes. A partir de ese instante comenzaría a ser otra persona. Pensándolo bien, es lógico que sintiera vértigo, miedo incluso. El miedo a enfrentarse a lo desconocido. El miedo a vivir esa vida, ignota e inimaginable para ella, de alguien que tiene quince millones de euros en el banco.
La fortuna es así de caprichosa, a cada cual nos tiene reservada su particular sorpresa. Cuando menos lo esperamos, pasa algo que hace cambiar nuestras vidas. A veces, de forma abrupta, otras, con más delicadeza. En ocasiones, la fortuna nos depara, como a la mujer de Dos Hermanas, un cuento de hadas, aunque puede que con bruja incorporada; que no habrán de faltarle a la buena mujer depredadores rondándola. Otras, nos impone una tragedia, quién sabe si para hacernos crecer obligándonos a la tarea de escapar de ella. Tengo un amigo, ciego y huérfano, estudiante sin apenas recursos que vive en la casa del extrarradio donde sus padres lo criaron junto a su hermano. Espera a que pase la crisis para venderla y comprarse algo más pequeño y mudarse al centro con el fin de hacer su vida algo más cómoda.
Todo es demasiado injusto, sin embargo J., mi amigo, no pierde la sonrisa y el ánimo. Ayer le llevó pasteles a los compañeros de la empresa donde trabaja como becario.
Claro que la mayoría de las veces, la fortuna no nos somete a tan demoníacas pruebas. Ayer, su sorpresa consistió en regalarnos un lento anochecer en la una plaza donde los vencejos se empeñaban en imitar a las golondrinas becquerianas golpeando los balcones. Ellos tampoco volverán, como esa noche que veíamos caer mientras pensábamos en todo esto. Al final comprendimos que la vida es el regalo.
Vendedores de pañuelos
Quince años ha tardado Fátima en darse cuenta de que el Partido Popular es intolerante y no le interesa la integración de los inmigrantes. Demasiado tiempo se antoja, la verdad. Pero lo que más me llama la atención de su rebelde estallido, además de la tardanza con que lo ha hecho, es el haber mostrado su disposición para incorporarse a cualquier partido. Es como para preguntarse cuál es la ideología de esta señora. O se trata meramente de ir vendiendo el pañuelo de la integración por ahí. Aunque aquí tampoco es cuestión de engañarse, que nadie en esta triste pero reveladora historia está libre de pecado. Al PP le vino fenomenal en su momento el elemento exótico que Fátima representaba en sus filas, ofreciéndole una coartada de primer nivel a un partido de derechas en todo el rollo ese de la integración y bla, bla, bla que tanto se trabaja la progresía. Ya hubiera querido el PSOE, y no digamos el PA o IU, tener una musulmana en sus filas para pasearla por ahí, tal hicieron en su momento los populares, diciendo qué guays y qué integradores somos. La cuestión es que ahora, parece que a consecuencia de ciertos líos internos, todos se han dado cuenta de la cruda realidad: Fátima no era más que su pañuelo.

De libro
“No se lo vamos a poner fácil a quienes quieran pasar por Triana sólo para acortar camino”, la frase es de lumbrera viajera, Alfredo Sánchez Monteseirín, para justificar la decisión de reordenar el tráfico de Triana, aunque no exactamente para hacerlo discurrir más rápido, según lo que se desprende de sus palabras. Resulta increíble la capacidad de este gobierno municipal para sostenella y, evidentemente, jamás enmendalla a pesar de lo evidente del nefasto resultado ofrecido por la mayoría de sus decisiones en lo que al tráfico se refiere. Claro que lo mejor es el soporte argumental que ofrecen como explicación para sus medidas. Todo un homenaje al esperpento.
Habría que ir pensando ya, se lo sugiero a las editoras Rosa y Esperanza García Perea, en ir preparando una compilación de los grandes discursos y frases célebres de nuestro sin par alcalde, que a buen seguro daría para varios tomos. La voz del Cosmos, reflexiones de un astronauta; podría llamarse.

El hecho que te dediquen unas líneas en un periódico, es cuanto menos, un motivo más que suficiente para emocionarte y aún más, cuando te enteras por sorpresa. Por eso, mientras me leían lo transcrito más arriba a través del teléfono, me quedé sin palabras, sin saber que decir. tuve que sentarme a recuperarme. Esto que me ocurrió ayer, es una de las cosas que hacen que la vida valga la pena. para que sigan apareciendo, sólo basta con ser uno mismo, trabajar lo mejor que sepa y darle a los demás todo el afecto y el respeto que a ti te gustaría recibir sin esperarlo a cambio. Gracias Juan Miguel Vega, gracias madrina por estar al quite, gracias Fernando por buscármelo y transcribirlo y gracias a todos, por estar ahí haciéndome ver incluso de madrugada cuando dormimos, que aunque vivo en una casa demasiado grande, no estoy sólo.

3 comentarios:

Mar Urbano dijo...

Yo también quiero una merienda contigo...tú pones los dulces y yo el cafelito, y el resto que ponga algo de su parte también no? Un beso

arturo dijo...

Muy bonito Jorge, yo aunque sea un dejado y haya dicho montones de veces que vamos a quedar, y nunca lo hacemos, hay veces que me dejo caer por aki para ver como te va y me alegra que haya gente que escriba cosas sobre ti, un abrazo de paisano de sierra, Arturo.

http://www.entrargmail.com.ar dijo...

Me parece increíble que más blogs y foros no son tan agradables como este. Muchas veces cuando aterrice en una página web los artículos y otros contenidos son tan deficientes que sigo adelante sin demora. Ese no es el caso aquí. Muchas gracias.