jueves, 12 de julio de 2012

Querido amigo

Como ha cambiado ésto desde que no vengo a visitarte, ¡y eso que te tenía abandonado en el ciberespacio!. Ahora, garabatear en tus páginas, parece que es un poco más difícil, por culpa de esos diseñadores que son poco amantes de lo clásico. Encima, tras mucho investigar, leo que en unos meses, dejará de existir esta configuración. Será cuestión de ir pensando en como hacerlo para no perderte, pues formas parte de mi vida y no te mereces ser eliminado, pues en tus páginas se escribe un trocito de mi pequeña historia. Si no te he abandonado más, es gracias a los comentarios basura que llegaban a mi bandeja de entrada; esto, ha hecho que sepa que sigues ahí, como la puerta de Alcalá viendo pasar el tiempo.

A mi no me van las cosas mal, aunque dicen los inconformistas que todo siempre puede ir mejor. Yo no me puedo quejar, pues vivo en Málaga, junto a la que desde hace 2 años, es la mujer de mi vida, pues en su momento, me hizo ver que después del triste invierno, siempre llega la alegre primavera. Andamos preparando la boda para dentro de 3 meses en su pueblo, Alhaurín el Grande. Que no, que no es el de la cárcel, es el de al lado. Yo, sigo sin trabajo; ya sabes, son malos tiempos para esto del periodismo. A ella, afortunadamente no le falta y esperamos que así sea por mucho tiempo. Los preparativos de la boda no van mal, a falta de 3 meses faltan todavía algunas cositas, que abrá que ir cerrando en estos días que Mari Ángeles tiene un par de semanillas de vacaciones. A pesar de que muchos que yo quisiera no podrán estar junto a mi ese día, te digo, querido cuaderno, que estoy muy ilusionado con tan gran acontecimiento para mi, pues ella es mi luz y mi amanecer y espero que así lo siga siendo por mucho tiempo. Que las heridas que puedan llegar a hacer los años´, sean fáciles de curar.

Bueno, pues dejo de pintarragear hasta una próxima ocasión que no me atrevo a decir cuando será pues contigo nunca cumplo mis promesas y ya sabes muy bien porque me conoces, que no soy persona de prometer algo que no tengo seguro, por miedo a incumplirlo.

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