lunes, 24 de enero de 2011

Cosas en común

El pasado viernes, mientras el tren regional que me llevaba a Málaga renqueaba por la campiña sevillana, mi móvil sonó. NO era para quedar a tomar algo, tampoco para pedirme un favor. Al otro lado, la voz de un amigo me anunciaba que su madre había fallecido. En menos de 15 días, dos grandes amigos han pasado a tener conmigo una triste circunstancia en común; los tres, hemos perdido precozmente a nuestros padres y madres. Algunos, pudimos quizá irlo asimilando otros, se han encontrado de golpe y porrazo con la nueva situación que no cambiará jamás. Desde hace unos días, cuando recibí la triste noticia del padre de mi otro amigo, un hombre encantador a quién tuve el gusto de conocer, no dejo de pensar en lo bonito que es compartir aficiones, inquietudes o gustos con tus amigos y conocidos, pero lo desagradable que resulta saber que comparten contigo algo tan duro. Es todavía, y me cuesta creer que la madre de este buen amigo, una mujer encantadora y cariñosa que nunca olvidaré, dejó de estar el viernes entre nosotros.

Estas líneas van por vosotros, que siempre habéis estado ahí cuando os he necesitado y me habéis dado aliento para poder seguir adelante en los peores momentos. Os envío mucha fuerza para que el ánimo aparezca pronto en vuestros corazones y el jardín de vuestras vidas, vuelva a estar florecido. Se que no será fácil, pero no olvidéis nunca, amigos míos, que no es imposible. Quizá nada sea como antes, pero ahora más que nunca, tenéis que luchar por ser aún más grande de lo que sois por vosotros,por vuestros padres y por vuestros amigos que siempre estaremos ahí cuando lo queráis y lo necesitéis. Un abrazo fuerte a los dos.

miércoles, 19 de enero de 2011

Nostalgia Universitaria

Como muchos saben, no sé cuanto tiempo después, he vuelto a la rutina universitaria. Bueno, rutina a medias, pues atrás quedó el tráfico de apuntes o el quedar para hacer trabajos de grupo. Ahora, los trabajos me los tengo que comer y guisar yo solitos. Como el mercado laboral está muy malo, tengo el lujo de compartir mesa de la biblioteca (y bandeja del comedor) con viejos compañeros de clase, de esos que siempre han estado ahí. Ayer, rebuscaba entre los correos electrónicos unos documentos para documentación informativa, asignatura que si la apruebo, hará que por fin pueda decir que soy licenciado. En la búsqueda, me salió este viejo correo electrónico que hoy os comparto para que sintáis como yo nostalgia de un tiempo pasado que quizá fue mejor y del que me alegro haber vivido con sus cosas buenas y malas. Por cierto, antes de pasar a darle a la combinación de teclas mágicas informo que yo como mucho se lo que es salir en jueves, lo de lunes martes y miércoles veo a muchos en el fumadero que sí tienen cara de saber que es eso.

Una pequeña reflexión o perfil del estudiante de periodismo.
Puedes ir a clase sin carpeta. Total, por un hueco más en los apuntes tampoco nos vamos a morir.
Sabes lo que es salir un lunes.
Y un martes, y un miércoles, y un jueves, y un domingo.
Te compadeces de los de Arquitectura cuando ellos no se han metido en la cama y tú estás llegando de fiesta.
Los únicos nombres que recuerdas bien son Lazarsfeld y Merton, pero no sabes muy bien qué hicieron. O qué dijeron.
No ves un número desde Economía de primero, y cuando llega Empresa, en cuarto, crees morir.
Das CIE, TCI, TDC, TCA para intentar hacer como los de Medicina con sus PG, AP y todas sus mierdas, pero la dificultad de las nuestras no las sabe nadie.
Sabes que ‘sobretodo‘, junto, es un abrigo.
Empiezas a hablar del espacio de los periódicos en ‘módulos‘.
En verano no estás de vacaciones. Estás explotado.
Tienes otros nueve meses de vacaciones.
Todos los días, al levantarte por la mañana, agradeces a Dios haber ¿estudiado? esta carrera.
Aprendes que la Opinión Pública es lo único importante. De hecho, llegas a creer que es lo que da sentido a tu vida. Y a la de los que te rodean. Pero no lo entiendes bien porque no lo sabe ni Esteban Martínez-Escobar, ni por supuesto Teresa Rojo.
Pagaste a alguien para que te hiciera la web en tercero porque no sabías ni crear una capa.
Tienes el Rocher con el plástico porque la quiniela es mucho más segura.
El día del examen de Instituciones Jurídico Políticas Contemporáneas pensaste que había llegado tu hora al empezar la cuarta hora sentado allí.
Sabes que a las napolitanas en Pamplona se las llama garrotes.
Lo primero es dormir. Ir a clase no es imprescindible.
Que no funcione la impresora es para los de Ciencias. A nosotros no debería preocuparnos.
Aprovechas una entrevista hecha en primero para el reportaje de segundo, para el relato literario de tercero y la reciclas para la crónica de cuarto. Sinergia de cursos.
Ni pintas ni coloreas. Eso lo hacen los de Arquitectura. Pero si ellos quieren decírtelo, deja que se desestresen.
¿Qué es el estrés?
Aunque te lo dijeron en primero, durante cuatro años has pensado que debes ser objetivo. En quinto descubres que la objetividad no existe.
Parte de tus deberes es ir al cine o ver la televisión.
Ves el telediario criticando planos.
Confías en los resúmenes a ordenador de otros años. nadie se ocuparía en hacerlos mal a propósito. Bueno, un arquitecto.
No estudias casos de enfermedades. Ni edificios. Ni leyes. Estudias a Madeleine, el asesino de El Diario de Patricia y la permanencia de Los Simpson en la pantalla.
Compruebas que en la universidad es posible hacer un examen con libro y con el consentimiento del profesor.
Lo mejor de trabajar en grupo son las copas de después.
Sabes que la posibilidad de pedir curro en un ZARA estará siempre ahí.