Querido amigo:
Tres o cuatro meses después, vuelvo a asomarme a tu ventana. Se que te has preguntado más de una vez por qué de pronto, sin comerlo ni beberlo, me fui alejando de ti. Era cuando casi alcanzaste la gloria o quizá, la alcanzaste. Ay personas, amigo mío, a las que le cuesta pensar bien y todo o casi todo, lo malinterpretan por su actitud defensiva ante la vida. Ciertos comentarios fruto de esos malos entendidos, me provocaron una sequía de ideas para plasmar aquí que al principio me atormentó y luego, hice uso de aquél dicho tan popular que le enseñó un recepcionista de hotel a un amigo que andaba metido en una depresión. Ese dicho, no es otro, que "déjala que se aburra". Si lo tuviéramos más en cuenta, las cosas marcharían un poquito mejor.
Nunca he pensado en desecharte, ni en borrar toda tu historia pues aquí, está plasmada una parte de mi vida. Ahora mientras escribo, recuerdo que hace un año, vivía uno de tus mejores momentos después del mayo de 2009 donde te hiciste famoso en todo el mundo y ocupaste los primeros lugares de los buscadores. Tu sabes amigo mío, que no me gustan los largos plazos pero si te resucito, intentaré que tu ventana abierta al mundo no sea el sitio de reunión de los cotillas, y que los suspicaces no vean alterada su "paz" interna por decir lo que pienso. El conseguirlo o no, con el tiempo se verá.
Mientras tanto, te cuento que desde el 3 de agosto, las cosas no han cambiado mucho. Aquél pequeño portátil en el que tantas y tantas líneas escribí para esta ventana, estuvo apunto de pasar al cuarto anillo, junto a los grandes que nos ayudaron a seguir creciendo en este mundo de los vivos. Finalmente, decidieron darle una segunda oportunidad y tras unas curas, goza de una vida quizá más tranquila que la que tenía conmigo. Por otro lado, un par de meses antes, cuando menos lo esperaba que es como pasan las cosas buenas, me sucedió algo increíble. Me encontré a alguien de quién me enamoré rápidamente y que increíblemente, me correspondió al momento. Ese ángel caído del cielo, que me hizo abrir un poco los ojos y ver lo duros que fueron los breves tiempos pasados, lleva el ángel hasta en el nombre. Desde que nos conocimos, no hemos pasado un día sin hablarnos aunque sea por teléfono y si todo marcha como hasta ahora, iniciaremos una vida juntos.